El sexto eje
Chile ha fortalecido el sistema de fiscalización forestal, con patrullajes aéreos e inspecciones prediales y la utilización de tecnologías de punta.Falta un diálogo fraterno, un escuchar atento y respetuoso.
La propuesta Ley Araucanía, que fuera presentada recientemente al Presidente de la República, permitirá garantizar las acciones y recursos necesarios para que la Región despegue del rezago histórico y pueda caminar hacia condiciones de justicia y equidad como otros sectores más favorecidos del país. Esta iniciativa considera cinco ejes estratégicos.
Primero, una reparación socioeconómica a las familias rurales, promoviendo prácticas de convivencia y la creación del Ministerio de Asuntos Indígenas. Segundo, mejorar la calidad de la educación mediante un fondo regional de mejoramiento educativo en contexto de pobreza. Tercero, mejorar sustantivamente la infraestructura de La Araucanía, en materia de caminos, embalses y micro centrales hidroeléctricas, aportando energía eléctrica de bajo costo a las comunidades rurales. Cuarto, el fortalecimiento regional y municipal, compensando impuestos territoriales y creando centros de negocios en los municipios, para apoyar las iniciativas de los emprendedores locales. Quinto, la concesión de una franquicia tributaria regional para las inversiones dedicadas al desarrollo industrial, agroindustrial, transporte y turismo, asegurando un uso racional de los recursos naturales.
Con el ánimo de contribuir, desde la mirada lascasiana, a tan relevante propuesta, observamos la ausencia de un eje esencial y transversal que condiciona el éxito de los cinco ejes presentados: diálogo y reconciliación entre culturas. Bartolomé de Las Casas abogó por los indígenas de América ante la Corona española, sus virreinatos y las congregaciones católicas de la época. Dijo que la violencia y la imposición de la fuerza sólo conducían al dolor y la desesperanza; planteó en cambio que se debía reconocer al indígena como un otro igual y valioso en sí, con los mismos derechos ante Dios, la ley y los demás pueblos.
¿Cómo se lograba aquello? A través de un diálogo fraterno, un escuchar atento y respetuoso del otro y su cultura, buscando en conjunto el entendimiento, con ambas partes satisfechas y reconciliadas.
Así, la Ley Araucanía se hará carne en una región marcada por un grave conflicto interétnico, por ausencia de entendimiento, la violencia e intolerancias, en que se hace imprescindible propiciar y practicar un diálogo genuino entre las partes y avanzar hacia el perdón, la reconciliación y la reparación. Un sexto eje que reclama acciones concretas para lograr la tan ansiada paz en La Araucanía.