Crimen deparcelero
Cuando parecía que las cosas podían mejorar en la Región, con el inédito perdón del intendente apenas asumió y la multiplicidad de reuniones que ha tenido con infinidad de actores, animados todos por la voluntad de alcanzar la paz social, resulta que aparentemente todo va igual, lo que en el particular caso de La Araucanía ese 'igual' se podría traducir en realidad en un panorama de normalidad en declive, con una violencia rural que sigue campeando en zonas donde parece que el Estado hace rato perdió su capacidad para garantizar la seguridad de todas las personas. El brutal crimen del parcelero Mariano Guzmán, en un predio rural de Victoria, ha golpeado a la opinión pública regional, que ve con estupor que hay grupos para los cuales la vida humana no tiene ningún valor.
Aunque las pesquisas están recién comenzando, hay dos formas de analizar este hecho según lo poco que se sabe. Primero, y considerando el legítimo téngase presente respecto de que este episodio es netamente policial, habrá de concluirse que algo está funcionando muy mal en las zonas rurales de la Región. Si aquí no se comprueba la participación de grupos que reclaman reivindicaciones territoriales mapuches, al menos habrá de admitirse entonces que la sensación de impunidad que han generado los numerosos atentados ha servido como factor de pretendido 'resguardo' para quienes se dedican a la delincuencia común. Si la justicia no opera de manera firme y oportuna con incendios y ataques a policías, ¿por qué lo habría de hacer con robos o asaltos en la mitad de la noche, aun cuando sean acciones comunes?
Por el contrario, si finalmente se sospecha la participación de grupos que se arrogan equivocadamente la causa mapuche, supone una afrenta para la sociedad y para quienes están con toda justicia y esperanza afanados en tender puentes entre los dos mundos. De poco servirá que las autoridades arriesguen su capital político si hay quienes seguirán optando por la violencia, sea para vengarse, para intimidar o para sencillamente lograr que todo siga tal cual. Parece que para algunos la violencia ha sido, es y será un buen negocio.