Más allá del fútbol: el cambio en las 'mentalidades'
Lo que diré probablemente es impopular, pero al fin de cuentas estamos aquí para pensar críticamente. Por tanto, antes que se me acuse de falta de patriotismo, etc., etc., confesaré que sufrí terriblemente e incluso derramé algunas lágrimas luego de esos mal lanzados penales. Como siempre, buscaré -fiel a mi estilo- unir cosas que parecen distantes, pero que en realidad no lo son tanto.
Las mentalidades cambian muy lentamente. A decir verdad, las estructuras que se han forjado desde el nacimiento del Estado nación chileno probablemente han variado levemente a lo largo de más de 200 años.
Por esta razón, cuando se estudia la formación de lo que podríamos llamar 'las mentalidades' se cae en cuenta de que concebimos a Chile como una unidad monolítica. No cabe en nuestra cabeza más que pensar que somos chilenos, creyentes, heterosexuales y blancos. Esto revela, más allá de todo tinte político, que el conservadurismo es estructural a la sociedad y, por tanto, la posibilidad de cambio siempre es estructuralmente difícil. No obstante ello, no hay que abandonar esta posibilidad, pues es un imperativo ético fundamental.
Pues bien, es cierto que no siempre el triunfo en una contienda hace que las cosas cambien. Esto lo han argumentado muchos futboleros. Observar el esfuerzo de alguien -por una causa- hasta casi desmayar puede movernos a crear nuevos territorios desde donde sentirnos representados. Este es el caso de la selección nacional de fútbol. No cabe duda que el esfuerzo desplegado en la cancha emocionó a medio Chile. Sin embargo, me parece que esto no ha roto un imaginario instalado sobre el frecuente fracaso del fútbol nacional, y sólo refuerza otro relacionado con el esforzado pueblo de Chile y su mala suerte. Es necesario cristalizar todo ese esfuerzo en un triunfo histórico. Esto pudo suceder en el partido contra Brasil, pero no se concretó. Tal vez, en este aspecto, tenga sentido la expresión popular de que la 'historia pesa'. Tendremos que esperar un año más para ver si es posible pasar el umbral del esfuerzo y arribar a la meta. No se puede vivir siempre del puro argumento de la mala suerte, el esfuerzo y la dignidad en la derrota.