Para algunos es fascinante hablar de la energía, mientras que para otros es preocupante, como no va a serlo si nuestra Región no alcanza ni siquiera a satisfacer su demanda interna, siendo una de las regiones con mayor cuenca hídrica y condiciones particulares que la podrían convertir en la gran generadora energética de fuentes renovables del país, incluso pudiendo llegar a satisfacer por completo la demanda interna a nivel nacional.

Según un interesante estudio realizado por una universidad local, los recursos hídricos disponibles podrían generar alrededor de 18.000 megawatts, que es justamente lo que demanda todo nuestro país en la actualidad, sin considerar la generación geotérmica que podría aportar otros 3.000 megawatts adicionales gracias a nuestra particular geografía que nos ha dotado de 145 volcanes en una misma región.

Nuestra estadística regional es casi igual a la realidad nacional. Como país importamos 2/3 de la energía que consumimos, y sólo alcanzamos a generar apenas un 10 % de la energía proveniente de fuentes renovables. Eso nos hace extremadamente dependientes y vulnerables a los mercados externos. Nuestra industria hoy produce con el valor más caro de la energía de Sudamérica y esto se traduce en una competencia desigual.

El recurso agua es abundante en nuestro sur, y lógicamente tiene un costo, no sólo social y ambiental sino directamente relacionado con los combustibles alternativos usados para la generación de energía. Cada vez que encendemos un aparato eléctrico en nuestro hogar estamos consumiendo el 75% de energía proveniente de termoeléctricas que consumen combustibles fósiles, ya sea gas o petróleo, lo que mayoritariamente en nuestro país es escaso.

Eso es justamente lo que da valor al recurso agua.

Se sabe que el consumo per cápita entre el año 1900 y la actualidad aumentó 15 veces por persona. La tecnología, el consumo y las comodidades nos han hecho cada día más dependientes de la energía.

Dejo entonces a consideración de la opinión pública un tema que, aunque a muchos no les gusta abordar, lo debemos solucionar. Cómo y dónde obtendremos combustible para generar esa energía. ¿Deberemos cambiar nuestros hábitos o limitar el consumo y la producción? Estas son algunas preguntas que deben hacerse los hombres visionarios, quienes siempre se adelantan al futuro y ven oportunidades que otros no alcanzamos a descubrir.

La salud de los niños es primordial para un desarrollo posterior eficiente de los jóvenes, pero el entorno donde ellos se desenvuelven no es el mejor y muchas veces es el que menos coadyuva a cumplir con tal premisa, tanto en el hogar como en cada ciudad, como ocurre en La Araucanía u otro sitio del país.

Una de las preferencias de los niños y adolescentes gira en torno a la comida rápida, pero un estudio acaba de demostrar que los menús infantiles en la Región Metropolitana -que naturalmente no se diferencian de los que se puede encontrar acá o en el resto de las urbes- sobrepasan las recomendaciones nutricionales de una alimentación saludable.

El análisis en cuestión lo realizó la Universidad de Valparaíso, en conjunto con la Organización de Consumidores y Usuarios de Chile -Odecu-, teniendo como escenario 40 restaurantes familiares, que sirven las tradicionales cuatro comidas diarias, y cinco locales de comida rápida, donde el 80% fue calificado como 'malo' o 'muy malo', toda vez que incumplían las recomendaciones que hablan de consumir determinadas porciones de verduras, legumbres, pescados y fruta. Más aún, muchas preparaciones fueron hechas con exceso de materia grasa, no había opciones bajas en sodio y menos alimentos sin glúten; muy pocas ofertas incluían aceite de oliva.

En el 26,6 por ciento de los nenús el contenido calórico de los platos llegaba a las 800 calorías, vale decir la mitad de todas las que un preescolar y escolar debe consumir al día, en circunstancias de que un almuerzo debe aportar sólo un 30-35 por ciento de las calorías del día. La oferta suele redondearse en torno a mucha fritura, porciones grandes de papas fritas y productos preelaborados como nuggets y salchichas.

Falta mucha educación para que los padres puedan aquilatar qué están pidiendo en el restaurante, de qué ingesta calórica se trata, asunto que, por demás, debiera estar explícitamente señalado en las cartas de los restaurantes. Esto es vital: el 24 por ciento de los niños de hasta 6 años sufre de sobrepeso o está bajo en riesgo inmediato de obesidad.