Desaceleración económica
Preocupante es al menos ver como gradualmente la desaceleración económica se ha pronunciado con fuerza en nuestro país con el correr de los meses. Hecho reflejado en las cifras en picada que ha mostrado el Imacec, indicador que en mayo logró apenas una expansión anualizada del 2,3% en tanto que en julio de 2013 mostraba un saludable 5,9%. Entre 2010 y 2013 el Imacec promedio alcanzó el 5,3% anual. Si bien a principios de 2014 se anticipaba una desaceleración en la economía chilena producto de un escenario externo menos favorable, nadie o muy pocos pensaban en que sería tan abrupta. Lo cierto es que el frenazo en la inversión interna, que ya acumula tres trimestres consecutivos de cifras rojas, golpeó fuerte al motor del crecimiento.
Este escenario, lejos de ser una visión alarmista aislada, está siendo internalizado por diferentes organismos locales e internacionales. El Banco Mundial, por ejemplo, recientemente bajó la proyección de crecimiento para Chile este 2014 dejándola en un 3,3%; del 4,5% que había anticipado en enero. El Fondo Monetario Internacional (FMI) en abril también ya había recortado la proyección de crecimiento para Chile en 2014 a un 3,6% luego de que en octubre de 2013 el organismo estimara que la expansión chilena sería del 4,5%.
A nivel local, el Banco Central de Chile en el Ipom de junio ajustó a la baja el rango de crecimiento para 2014 a un 2,5% - 3,5%. Recordemos que en el anterior Ipom de marzo de este año la proyección se situaba entre 3% - 4%; y en diciembre de 2013 el Instituto emisor proyectaba una expansión entre 3,75% - 4,75%. Por su parte, la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) revisó a la baja su propia proyección del crecimiento del PIB para la economía chilena desde un 3,1% a 2,8% para 2014. El propio gobierno, a través de la Dirección de Presupuestos, anunció recientemente el recorte de la estimación de crecimiento para este año, la cual bajó de un 3,4 a un 3,2%.
En economía son clave las expectativas pues son las que van determinando la acción de las empresas (inversión, empleo) y consumidores (consumo) las que a su vez impulsan en gran parte el crecimiento. Y las expectativas muestran deterioros especialmente por el lado de la oferta y claramente por el lado de la inversión. Pero las recientes cifras sectoriales esbozan un incipiente sesgo a la baja en expectativas por el lado de la demanda que afectarían al consumo, producción y empleo.
El Banco Central ya tomó partido de la situación y en su reunión de julio bajó la tasa de interés de referencia de un 4% a un 3,75%.
docente de la Facultad de Ciencias