En su reciente reunión mensual de política monetaria correspondiente a octubre, el Banco Central de Chile efectuó un nuevo recorte de 25 puntos base a la tasa de política monetaria (TPM), dejando de esta manera la tasa de interés de referencia en un 3,0% nominal anual.
Se trata de la sexta reducción en la TPM en lo que va de 2014. Recordemos que en enero recién pasado su nivel estaba en 4,25%; aunque ya en octubre y noviembre de 2013 el Banco Central realizó sus primeras reducciones en la tasa que venía desde 2011 en niveles en torno al 5%.
En su comunicado, el Central destaca la debilidad de la economía chilena en términos de actividad y empleo.
Si bien las últimas magras cifras de crecimiento económico local hacían esperar a gran parte del mercado que el instituto emisor se la jugaría nuevamente por esta nueva baja de tasas, algunos pensamos que este recorte adicional tiene riesgos que la autoridad monetaria estaría asumiendo en materia inflacionaria. Recordemos que el rango meta de inflación establecido por el propio Banco Central está entre 2%-4% anual, y la variación anual de los precios en Chile llega ya al 4,9%; de hecho sólo entre enero y septiembre del presente año la inflación acumula ya un 4%. Es decir, estamos en estos momentos con una inflación sobre el límite superior del rango meta, lo cual en base a la cautela sugería más bien una reducción o al menos mantención en la TPM. Sin embargo, el Central optó por dar una mano al débil escenario económico que atraviesa el país, apostando a que las presiones inflacionarias son sólo de corto plazo y debieran suavizarse pronto.
Sin embargo, los datos hasta ahora dan cuenta de una inflación anual superior al 4%, cifra que se duplica para el caso del rubro de los alimentos, que en 12 meses acumulan un alza de 8,3% en sus precios; por su parte, la división de transportes anota un alza anual de 6,7%. Estos dos ítems juntos representan alrededor de un tercio del presupuesto promedio de una familia chilena, por tanto, es muy relevante lo que suceda con los precios en estos productos.
El control inflacionario es el objetivo principal de la autoridad monetaria. Es vital para la salud económica mantener acotado el nivel de precios y evitar alzas de precios importantes que dañan el poder adquisitivo de las personas, haciendo disminuir sus ingresos reales, y esto es particularmente relevante para los segmentos vulnerables, quienes además destinan un mayor porcentaje de sus ingresos al ítem de alimentos, por tanto, se ven más perjudicados con una inflación elevada.
académico de