La silvicultura urbana tiene por objetivo el cultivo y la ordenación de árboles con miras a aprovechar la contribución actual y potencial que éstos pueden aportar al bienestar de la población urbana, tanto desde el punto de vista fisiológico, como sociológico y económico.

En tiempos de vertiginoso crecimiento de la población, será la silvicultura la que tendrá una función importante en el suministro de dichos bienes y en el mejoramiento del medio urbano, por tanto, debemos preguntarnos y analizar qué tipo de silvicultura es la que se desarrolla en nuestras ciudades y qué ciudad es la que queremos habitar.

Como consecuencia del predominio del hormigón, el asfalto y el metal, así como de la concentración de los sistemas de transporte en las zonas urbanas y periurbanas, la temperatura media de éstas es más elevada, el aire es más seco (muchas veces también está contaminado), la absorción del agua lluvia es menos eficiente (lo que promueve la ocurrencia de fenómenos de anegamiento e inundación) y el ambiente suele ser más ruidoso que en un medio rural. Del otro lado, cada vez son más reducidas y escasas las áreas verdes, aquellos parques urbanos y periurbanos que aportan no sólo servicios ambientales, también espacios de encuentro y recreación, cada vez más necesarios para fortalecer el bienestar y la identidad de la comunidad.

En este contexto, la vegetación puede desempeñar algunas funciones ecológicamente benéficas y esenciales para mejorar la calidad de vida de los habitantes de nuestras ciudades. Los árboles purifican el aire al eliminar de éste los agentes contaminantes, a través de la absorción por las hojas o la superficie del suelo; actúan también como depósito de partículas y aerosoles sobre la superficie de sus hojas. De igual manera, ayudan en la reducción de la contaminación acústica, ya que pueden contribuir a mitigar tales daños tanto absorbiendo como refractando o dispersando ruidos como los producidos por el intenso tráfico de vehículos que caracteriza a las zonas urbanas. Así, quedan probados los múltiples beneficios que una adecuada planificación en el desarrollo de la silvicultura urbana puede aportar -y mucho- a la ciudad que queremos.

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Además de los automovilistas y los peatones, hay otra especie 'vial', la de los ciclistas, que ha ido progresivamente ganando fuerza en las ciudades en los últimos años, gracias a una mayor toma de conciencia de las personas acerca de los beneficios del deporte, hasta el colapso de muchas avenidas y calles y, en el caso de ciertas urbes en específico, como Temuco, a una creciente infraestructura, las ciclovías, que permiten otorgar un lugar de seguridad para este tipo de desplazamiento. Hoy por hoy, las personas ocupan su bicicleta para pasear, para dirigirse de su hogar al trabajo, y viceversa, y hasta como una práctica de actividad física que redunda luego en una mejor salud.

La capital regional ha ido incorporando en el último tiempo un amplio circuito de ciclovías, merced a la incorporación de esta infraestructura en proyectos de remodelación de avenidas (como en Javiera Carrera) y a la reutilización de espacios que antaño tenían otra finalidad, como la antigua línea férrea que atravesaba la ciudad de oriente a poniente y que luego dio paso a sitios eriazos.

Considerando el 'avance' de los ciclistas, el municipio de Temuco anunció que está estudiando la posibilidad de incorporar un sistema de bicicletas en arriendo para facilitar el uso de este medio de transporte en la ciudad, que además de beneficiar la salud de las personas, permite también descongestionar las calles atestadas de automóviles. Según las informaciones preliminares, se busca adoptar un mecanismo ya vigente en otros países, a fin de sacarle un mayor partido al parque de ciclovías existente, que ya comprende 32,79 kilómetros y que se supone seguirá aumentando a 50 kilómetros si se da curso a iniciativas de mejoramiento urbano que postulan a financiamiento.

El gran desafío, para que esta idea tenga éxito, será implementar un sistema que cautele la correcta utilización de las bicicletas, pasando desde opciones de localización satelital hasta el propio control social que requerirá una iniciativa colaborativa como ésta. Si se consigue, sin duda Temuco terminaría dando un paso sustantivo hacia nuevos estados de desarrollo social.