Cada cosa a su tiempo
La historia de la homosexualidad comienza a existir desde la aparición del ser humano, ha estado presente en todos los siglos y en todas las civilizaciones. Basta, por ejemplo, recordar que Licurgo, el legendario legislador de Esparta en el año 800 antes de Cristo, declaró en sus leyes que marcan el nacimiento de las virtudes espartanas que 'quien no tenga un lugar en su cama para un amigo varón no puede ser un buen ciudadano'.
En la actualidad el mundo y nuestro país han entrado en una etapa de reconocimiento de estos sectores minoritarios.
La discusión respecto a ellos cada vez se torna más profunda e interesante, emergiendo leyes al respecto.
El mundo, por la presión de su realidad, tiene que reconocer esta existencia, tanto es así que se pena la discriminación o la burla.
Pero ello no impide tener una mirada diferente a ciertos procedimientos empleados en esta lucha de la homosexualidad. Por ejemplo, creo que es un error pretender introducir en la cabeza de niños de 4 a 8 años la normalidad universal de tener dos papás o dos mamás.
Me atrevo a decir que lo normal para un niño a esa edad es contar con un papá y una mamá, lo otro dejémoslo para cuando ese niño o niña sienta que él pertenece a esa sexualidad. Tendrá entonces el derecho a 'salir del clóset'.
La aparición de literatura con dibujos gratos y colores brillantes que titulan alegremente 'yo tengo dos papás' me parece no son necesarios, al revés, confunden los valores mayoritarios, cada cosa a su tiempo.
Es una verdad que los maestros, que manejarán estos libros en caso de oficializarse universalmente, reconocen que no están capacitados siquiera para tratar los temas de la sexualidad en los alumnos, mucho menos están para incursionar en las mentes de pequeñas criaturas con el afán de establecer una conceptualización normal de igualdad entre padres del mismo género.
Por eso reitero el llamado a las autoridades, especialmente del Ministerio de Educación y de las propias minorías sexuales, para reconsiderar una medida que puede tener consecuencias insospechadas.