Despedida al año 2014
Apunto ya de despedir el año, es inevitable que al hacer el balance de La Araucanía, el análisis lleve hacia cuánto ha avanzado la Región en su anhelo de alcanzar la paz social para que puedan desplegarse al fin todas sus potencialidades. Quizás si el hecho más significativo de este 2014 fue no la nominación de Francisco Huenchumilla como intendente, algo que se daba casi por seguro, sino que la forma en que él comenzó a abordar el conflicto derivado de las reivindicaciones territoriales y de participación del pueblo mapuche.
Lejos de limitarse a administrar un problema que por décadas ha limitado las posibilidades de La Araucanía, el intendente comenzó desde el primer día a "correr el cerco de las posibilidades", como él mismo lo confirmó a este diario. Desde que le pidió perdón al pueblo mapuche y a los colonos por las injusticias cometidas por la instalación del Estado de Chile en este territorio, además de la fuerte arremetida contra los fiscales, Huenchumilla ha ido posicionando las complejidades interculturales regionales en la agenda nacional, logrando que el conflicto se visibilice en Santiago y forzando a las agencias gubernamentales a priorizar su mirada en las brechas que separan a la zona del resto del país.
En el plano económico, se ha anunciado para el próximo año un presupuesto histórico para el Fondo Nacional de Desarrollo Regional en La Araucanía, lo que debería permitir avanzar (pero aún no solucionar del todo) en la solución de las carencias de la zona, al tiempo de constatarse que la atención del Estado hacia el pueblo mapuche requiere una urgente nueva institucionalidad por las restricciones que se han observado en la Conadi.
En el plano de la seguridad en la Región, lamentablemente el saldo de las autoridades y del Ejecutivo sigue estando al debe. A pesar del perdón, de la visibilización en la agenda nacional y de la figuración pública del propio Huenchumilla, este año los atentados a la propiedad privada y pública continuaron su mismo ritmo, aunque cada vez con mayor desfachatez, como el de Pailahueque con la quema de los camiones. Y estando a las puertas de enero, históricamente el mes más complejo, el rol del Ejecutivo frente a la sensación de inseguridad sin duda será sometido a una de sus pruebas más extremas.