Nuestra región en el sector rural es como el far west de hace dos siglos. Gente que muere en nuestra ruralidad, incendios de bienes raíces, bodegas, camiones, cosecheras etc, gente herida con escopetas o perdigones. Medidas tomadas, cientos de carabineros en los campos de día y de noche, pero los atentados siguen con luz o en las sombras.
Si bien no puedo señalar culpables, conozco las razones del conflicto, también soy testigo de las pusilánimes medidas del poder central, al fin a ellos sólo les llegan los ecos, entonces para qué nombrar un delegado presidencial con facultades a la altura. Es más conveniente pasarle la pelota a un intendente para que éste quede marcado en cada oportunidad como incapaz de solucionar el tema, esa es la verdad. Pero hoy me quiero referir a una historia humana, se trata de una persona a quien conocí, me refiero a Mariano Guzmán Rojas, quien en junio del 2014 fue asesinado de ocho balazos en su parcela. ¿Quién era Mariano? ¿Un latifundista?, no, era solamente dueño de una hectárea, una parcelita que era la niña de sus ojos, tal vez en donde soñaba de noche junto a las estrellas, quizás el lugar donde daba gracias por tener una hermosa familia y ese pellizco de tierra.
Fueron más de 40 años para ser propietario rural, su parcelita de agrado fue la de su muerte cobarde. Pareciere en torno a esta historia que la muerte sigue aún ahí, discriminando. Cada cierto tiempo, y no lo critico, es un derecho humano, se recuerdan las víctimas de tierras grandes por usar una frase casi literaria. Pero en el caso de Mariano sólo sus humildes familiares lo recuerdan y persiguen con vehemencia la anhelada justicia, que aún es esquiva en este horroroso crimen. A esto se suma que las grandes asociaciones no lo incorporan en sus tablas de recuerdos.
Lo que malamente se sabe de "esforzadas investigaciones" es que lo asesinaron por equivocación, por Dios que mala suerte. En Las Vertientes de Victoria el 14 de junio "mataron" a Mariano. A esta altura después de meses los profesionales de la justicia y de las investigaciones no han llegado a buenos resultados, engrosando la lista de los crímenes ocurridos en la Región y que están en el baúl de la impunidad.
Roberto Muñoz Barra,