El perro de Sanhueza
Leonardo Sanhueza (Temuco, 1974) es uno de los escritores de mi generación nacidos en La Araucanía que -junto a autores como César Cabello, Francisco Ortega o Ernesto González- han destacado en el rudo panorama metropolitano, por el peso -o el posicionamiento al menos- de su literatura. Pero, a diferencia de los anteriores, Sanhueza ha visitado casi todos los 'géneros escriturales', incluido el traspaso de poemas desde el latín, y por cierto el periodismo cultural y la columna de opinión, que desde hace 12 años ejerce en el diario Las Últimas Noticias.
Con ya cuatro poemarios publicados, el año pasado -este geólogo de profesión que devino escritor tras tomar un curso con Nicanor Parra- debutó en la narrativa con la novela "La edad del perro" (Literatura Random House). El espléndido volumen, escrito en clave autobiográfica, narra las vicisitudes de un niño de 9 años en el complejo panorama temuquense de los años '83 y '84. Pero lo hace en un lenguaje que en nada se parece a la mal llamada literatura infantil. En efecto, mientras arregla el techo de su casa junto a su abuelo, el protagonista pasa revista a su universo familiar -con padre ausente aunque entrañable, madre cesante y abuelos que lo forman en la severidad intachable de la pobreza acomodada-; al contexto de una dictadura que deja al margen a millones de personas, al rigor climatológico del sur profundo, y a temas teológicos -la obsesión de su abuela- relacionados con el Apocalipsis del año 2000. Pero lo hace en un lenguaje preñado de poesía, que nunca cae en lo melodramático o en el afán -burdamente justiciero a estas alturas del vértigo- de ciertos escritores izquierdistas que han hecho uso y abuso del recurso de volver a los '80 para demonizar al gobierno militar.
Porque Sanhueza tiene claro que -salvo en las élites y en la capital- las familias chilenas tenían entre los suyos a personas de derecha y de izquierda, todas unidas en la dura tarea de salir adelante. Y la prueba de ello es que el personaje más entrañable de "La edad del perro" es el abuelo, suboficial en retiro de Carabineros, quien le enseñara al protagonista que "desde que el mundo es mundo, un gallo es viejo a los tres años, un perro a la edad de tres gallos, un caballo a la edad de tres perros y un hombre a la edad de tres caballos".
Luis Marín,