Colegios y postulaciones
De las múltiples lecturas que se han podido realizar una vez conocidos los resultados de las postulaciones de los jóvenes a las universidades de la Región adscritas al Consejo de Rectores (Cruch), hay una particularmente llamativa acerca de lo que se podría denominar como la "efectividad" de los colegios a la hora de que sus alumnos obtengan el puntaje suficiente en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y, consecuentemente, busquen un cupo en alguna de las carreras ofrecidas. De acuerdo a un análisis sobre esta materia desarrollado por la Dirección de Gestión Institucional de la Universidad Católica de Temuco, de los 15 establecimientos educacionales con mayor efectividad en las postulaciones (es decir, que los jóvenes hayan quedado seleccionados en un programa de pregrado), 8 son particulares subvencionados, 5 son particulares pagados y sólo 2 son de dependencia municipal.
Como ya es habitual, los primeros lugares de este ranking los acaparan los colegios particulares pagados, apareciendo en la quinta posición el primer municipal (el Liceo Jorge Teillier, de Lautaro), y en el séptimo lugar el primer subvencionado (el Colegio Montessori, de Temuco). Para quienes han seguido con atención el debate sobre la reforma educacional y los cambios propuestos para la educación subvencionada, puede resultar interesante que, una vez más, este tipo de colegios exhiba indicadores positivos en comparación con los municipales. En estos últimos, parece que es el trabajo específico de ciertos departamentos de educación municipal, como el de Lautaro, el que logra romper una tendencia nacional.
En un momento en que la educación subvencionada ha quedado en el centro del debate por los conceptos del lucro, la selección y el copago, muchas veces más con posiciones ideológicas que mirando los resultados académicos, este tipo de ranking aporta nuevas luces para la discusión. Por lo demás, es este tipo de "efectividad" el que ha empujado a numerosos apoderados a elegir este tipo de educación, conscientes de que su hijo requiere ahora una adecuada formación y no en 20 ó 30 años más, que son los tiempos mínimos para la concreción de reformas educacionales de magnitud.