Ante un mundo ultraglobalizado, donde las comunicaciones instantáneas son la clave para la interrelación de los individuos, el contar con conexión a Internet se torna una necesidad cada día más latente. De ahí que el esfuerzo realizado por los municipios y la Subsecretaría de Telecomunicaciones -a través del proyecto WiFi ChileGob, que tiene como objetivo reducir la brecha digital en aquellos lugares más vulnerables de Chile- de dotar con conexión WiFi gratuita a Internet a dieciocho localidades de la Región, con 72 puntos de acceso, es una gestión que apunta en la dirección correcta si es que se quiere alfabetizar digitalmente a quienes viven en La Araucanía.
Es así como sectores que tienen alta ruralidad como Cholchol, Freire, Ercilla o Pillanlelbún, ahora ofrecen a sus residentes la posibilidad de conectarse a la red de redes y comunicarse con otras personas, navegar o bien descargar datos desde un smartphone, una tablet o un computador portátil, de forma gratuita y por lapsos de 30 minutos, lo que permite garantizar que todos quienes quieran acceder al servicio tengan la posibilidad de hacerlo.
Sin embargo, si bien el contar con acceso a Internet es un paso importante, hay que desarrollar también iniciativas tendientes a educar digitalmente a los potenciales usuarios, para que puedan sacar un buen provecho de esta herramienta. Ello porque Internet y la cultura digital forman parte de una verdadera revolución cultural que tiene nuevos y más complejos códigos, que se alejan de la forma común que existía de apropiarse de los contenidos -a través del libro o texto en papel- . Por ello, el desafío ahora es generar las instancias de capacitación de esos usuarios, para que puedan apropiarse de esta nueva herramienta e ingresar con un mayor conocimiento a la cultura digital.
La pobreza, especialmente en la Región, nos golpea y nos plantea un desafío ético. Las aristas del problema son muchas, y una de ellas es la excesiva centralización de nuestro país. Si se diseñan encuestas, productos, políticas públicas, programas de estudio, textos escolares, y tantas otras cosas, en Santiago, mirando sólo el entorno más cercano, aunque se quiera impactar en todo el país, ello no será posible. Las soluciones a los problemas regionales, como la convivencia intercultural en La Araucanía, que se vincula fuertemente con la dificultad de superar las condiciones de pobreza, no van a venir de expertos que no conocen nuestra realidad, y no van a mejorar nuestras condiciones de vida. Y la pobreza tiene que ver precisamente con las condiciones de vida.