la gente valora más los recursos cuando son escasos
comportamiento
Las deudas, un sueldo bajo o las situaciones imprevistas pueden alterar la economía personal o familiar. Por ello es necesario tomar precauciones para que el dinero rinda y poder vivir tranquilamente.
Hay personas que tienden a ser económicamente irracionales cuando se trata de elegir la forma en que se utiliza el dinero, sobre todo cuando hay ingresos altos y no hay costumbre de ahorrar. En tanto, la escasez puede convertirse en un impulso para tomar buenas decisiones y evitar tropiezos en el futuro. Así lo afirma un estudio publicado en la revista Psychological Science.
La investigación pone de relieve la irracionalidad del ser humano a la hora de gastar. Por ejemplo, una persona que asiste a un estadio es capaz de comprar un producto cuyo valor duplica el precio normal, y todo por una cuestión de comodidad. El estudio dice que este tipo de comportamientos son los que hacen la diferencia.
Anuj Shah, perteneciente a la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago, y sus colegas Eldar Shafir (Princeton) y Sendhil Mullainathan (Harvard) se preguntaron si estas tendencias irracionales se resuelven cuando una persona sufre de escasez.
"Cuando el dinero es poco, las facturas de servicios y el pago del arriendo se encuentran en la parte superior de nuestra mente", recalcan los investigadores. El ejercicio que plantea el estudio es que cuando las personas pagan una cosa, no se puede pagar por algo más, por lo que se deben establecer prioridades.
"Una persona que piensa en comprar una cerveza compara esa cerveza con otras demandas presupuestarias, como el almuerzo o el boleto del autobús del día siguiente. Y estas compensaciones no dependen de dónde se compra la cerveza", explican los autores.
detalles del estudio
Shah y su equipo plantearon la hipótesis de que las personas que experimentan una mentalidad de escasez serían más sensibles a las compensaciones (por ejemplo, el bienestar por sobre el placer) y evalúan los bienes que poseen de una manera más estable y consistente, en comparación a otros que no sufren de carencias.
Los resultados de tres estudios diferentes, en los cuales participaron más de 2.700 personas, muestran que la escasez se puede asociar con la forma en que se ve un producto.
Por ejemplo, en uno de los experimentos, los participantes de altos ingresos prefieren comprar una cerveza en el bar de un lujoso hotel que hacerlo en una botillería, sin variar la marca. En cambio, las personas con bajos ingresos no le otorgan importancia al lugar donde compran la cerveza, sino al valor de la misma.
Otro experimento mostró que quienes ganan más dinero estaban dispuestos a viajar para adquirir artículos electrónicos a un menor costo. Los que tienen pocos ingresos fueron menos sensibles al tamaño proporcional del descuento, es decir, relacionaron el costo del viaje con la diferencia en los precios de los dispositivos en otros países.
El estudio también indica que la escasez influye en las decisiones que se toman respecto a recursos no monetarios, tales como la alimentación y el tiempo. Los hallazgos sugieren que cuando una persona está en dieta o tienen poco tiempo para realizar actividades, tienden a valorar más los recursos que tienen.
En otras palabras, la investigación recomienda que las personas hagan una diferencia en su comportamiento habitual y se centren en preocuparse de su bienestar económico y saber compensar, ya que "en condiciones de escasez, las necesidades apremiantes captan la atención", según los autores.