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Incertidumbre es el concepto que mejor define la situación que viven los habitantes de la zona lacustre, que diariamente observan el macizo, cercano a 15 kilómetros del radio urbano de Pucón.
Más aún, la información preliminar decía que era probable que el cráter estuviera tapado, lo que aumentaba la sensación de que pronto el Villarrica podía mostrar su fuerza una vez más.
Pero durante la jornada de ayer los expertos en geología y vulcanología se encargaron de entregar más precisión respecto a la condición de este cuerpo montañoso.
Luego de una reunión junto al alcalde de Pucón, Carlos Barra, en las oficinas de Municipalidad, el vulcanólogo del Sernageomin, Hugo Moreno, dio un tranquilizador panorama: "Los niveles (sísmicos) hasta el momento han estado bastante bajos".
Lo mismo puede afirmar Luis Lara, jefe de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica del mismo organismo estatal, quien corrobora que la sismicidad del volcán es casi tan baja "como las lecturas previas a la alerta amarilla. La actividad eruptiva es prácticamente inexistente".
Respecto a la premisa de que el cráter se encuentra obstruido, Hugo Moreno explica que efectivamente éste "no está abierto... pero no es un sello, no es un tapón, sino que es una acumulación del material que fue lanzado al aire".
Según la explicación del vulcanólogo, los piroclastos que fueron expulsados del cráter en forma vertical y cayeron al interior del mismo, rellenándolo y formando a su vez un anillo, cercano a los 15 metros de espesor.
En tanto Lara precisa que el material piroclástico que cubre la ladera y la pared interna no alcanza a generar una cubierta significativa sobre el conducto central.
Agregó que el reconocimiento aéreo permitió constatar que el cráter se encontraría parcialmente obstruido pero con una cubierta relativamente delgada de material.
El último reporte del Sernageomin respecto al volcán señala que "se observa en el centro un orificio o 'respiradero' desde el cual, en todo caso, no hay emisión de gases".
Luis Lara reconoce que dicha cubierta está presente actualmente en la boca del Villarrica, pero insiste en que "no es comparable con otras erupciones de este volcán en las cuales se ha generado un cono de piroclasto de volumen mucho mayor".
En efecto, de cerrarse completamente la abertura del Rukapillán, el resultado sería una explosiva erupción, producto de presión acumulada en el macizo, sumada a los gases que emanan de éste. Pero tal situación, aseguran ambos expertos, está lejos de ocurrir: el volcán está respirando.
Lo que aún es una interrogante es lo que ocurre a nivel de la chimenea.
Destape del cráter
Los expertos precisan que este tipo de colchón magmático que obstruye el cráter debe removerse de donde se encuentra. Si bien un desenlace explosivo está dentro de las probabilidades, ésta no es la única forma de despeje.
El jefe de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica, Luis Lara, dice que una alternativa de despejar la salida es que "la columna de magma, que mantenía el lago de lava en la superficie, suba en los próximos días o semanas y llegue a un nivel de equilibrio como estaba antes de la erupción", lo que ocurriría sin el lanzamiento violento de material.
Otra posibilidad que arroja el vulcanólogo del Sernageomin, Hugo Moreno, es que la capa sea succionada al interior, un fenómeno que él mismo ha observado múltiples veces. "Este volcán de repente ha estado obstruido y de repente hemos sobrevolado y hemos encontramos la chimenea completamente destapada porque el material sencillamente se succiona hacia abajo de la chimenea", contó el experto.
La erupción observada por Chile y el mundo la madrugada del martes 3 fue claramente un fenómeno de interés no solo visual y turístico, sino también científico. En palabras del también geólogo Hugo Moreno, "cada vez que hay una erupción volcánica uno aprende algo nuevo".
Y en esta ocasión en particular, el macizo continúa siendo centro de diversos análisis, pese a su reducida actividad sísmica.
Tales investigaciones precisan que el fenómeno visto en aquella oportunidad fue de tipo "estromboliano", lo que significa que los gases del macizo impulsaron el elemento volcánico hacia la superficie, elevándolo de forma vertical y provocando disparos de material.
No así fue la erupción del mismo volcán, ocurrida en 1984, la que fue de tipo "hawaiana". "No hubo explosión, no hubo un surtidor de lava y de material piroclástico, no hubo hongos de ceniza tampoco, sino que sencillamente el magma llegó al borde del cráter y rebasó y formó dos lenguas de lava que bajaron hasta los 6 kilómetros por los flancos del volcán", relató Hugo Moreno.
Una muestra de la superficie del volcán fue enviada a los laboratorios del Sernageomin para su análisis, lo que permite concluir que el Villarrica es un volcán de composición basáltica, al igual que el material expulsado de ella. "En este momento estamos mandando las muestras al laboratorio para los análisis químicos y ahí obtendremos exactamente las composiciones del material", detalló Moreno.
De una u otra forma, las calles de Pucón vuelven lentamente a poblarse de vecinos y comerciantes, con el anhelo de que el volcán Rukapillán libere su energía más tarde que temprano.
En palabras del alcalde de Pucón, Carlos Barra, la ciudad está funcionando en su totalidad. "Todos los servicios, todo el comercio, todas las oficinas públicas y todas las ofertas están funcionando a un 100%".