LA increíble historia del hombre de los diarios que recorría el centro de Temuco
Profesional. Estuvo exiliado, estudió Servicio Social, fue uno de los fundadores del Mapu y era un brillante estudioso de la historia de Chile y universal.
Por las calles de Temuco, especialmente en los cafés, todos los días José Miguel Oñate entregaba revistas, diarios y libros. Era parte de la historia de esta ciudad, un hombre que durante esta semana falleció repentinamente, sin demostrar nunca su gran pasado y lucha por la igualdad.
Le nombran de muchas formas, entre ellas "El Capi" o "Sobaco ilustrado", y aunque no era muy expresivo, sus conversaciones sobre historia, política y el mundo, eran lo que más gustaba a quienes lo conocían.
No tuvo hijos, nunca se casó y cuentan que tuvo una gran pena de amor. Todo un misterio, que seguramente seguirá así.
Vida
Según sus cercanos, José Miguel estudió la educación básica y media en el Instituto San José, que después pasó a llamarse Colegio De La Salle. Entre sus compañeros estuvo el escritor Guido Eytel, quien guarda los mejores recuerdos de José Miguel Oñate.
"Recuerdo que sabía mucho, especialmente de historia de Chile y Universal. También recuerdo que estaba siempre al tanto de todo lo que pasaba en el fútbol profesional. Después se fue, creo que a Chillán, pero volvimos a encontrarnos en la década del sesenta cuando estaba en el exilio", señala Eytel.
A esa altura, la de los años sesenta del siglo pasado, cursó la carrera de Asistencia Social en la entonces sede temuquense de la Universidad de Chile. Fue compañero de los hoy profesionales Manuel Lagos, Maggie Toledo, David Fernández, Vincho Alarcón y de varios otros.
En sus días de estudiante de Asistencia Social, participaba en la Democracia Cristiana Universitaria, DCU, pero en el año 1968 se convirtió en uno de los fundadores del Mapu en la Región.
En representación de ese partido fue nombrado director del Banco Osorno y la Unión cuando fue estatizado. Después del golpe militar de 1973, fue expulsado de la universidad y partió a Argentina, donde volvió a encontrarse con Guido Eytel.
En ese país fue acomodador de cine, guía turístico en El Chocón, en la provincia de Neuquén, y vendedor de libros. Como tal fue detenido por la policía de Mendoza por vender el Decamerón de Bocaccio, libro pornográfico, según el sentir de aquellos días.
ANÉCDOTAS
Eytel contaría después que los policías no querían dejarlo ir, porque con sus historias y todo lo que sabía de fútbol los tenía muy entretenidos.
"A su regreso a Chile, después de un tiempo, reingresó a Servicio Social pero fue nuevamente expulsado por repartir propaganda política. Seguramente estaba prestando alguna revista, como siempre lo hacía", acota Guido Eytel.
Hubo también otras circunstancias que dan cuenta de su peculiar modo de ser. Durante los días de la Unidad Popular, José Miguel Oñate participó en la ocupación de un latifundio. Cuando concurrió personal de Carabineros a desalojar a los ocupantes y los conminó a hacer abandono de la casa patronal, Oñate se negó a hacerlo porque estaba secando sus calcetines que se le habían mojado al cruzar un canal de riego.
Después, durante algunos años, tuvo una botillería y después un quiosco, en Prat con Rodríguez.
El escritor temuquense agregó que podría contar docenas de anécdotas de José Miguel, pero que prefiere resaltar que a algunos les podía parecer un poco loco porque era una persona a la que no le interesaba en lo más mínimo la plata.
"Claro, en este mundo, hoy eso es una locura" dice Eytel, como una suerte de epítome del mito de José Miguel Oñate.
"El no tenía vicios, no fumaba ni tomaba, pero lo más importante es que para muchos el era un personaje extraño, pero en este mundo donde el centro es el dinero no parece extraño que lo vean con algo de excentrismo" aseguró el propio Eytel, quien lo recuerda con mucho cariño.