Se hace esperar, con su ausencia reclama atención más que con su presencia, no se deja dominar y es impredecible. Así es su majestad el agua, que para atender a sus requerimientos, primero, los humanos debemos estar unidos y desplegar todas nuestras capacidades. En el Centro de Gestión y Tecnología del Agua se estudiaron las estaciones climatológicas en el secano costero-interior, donde se ha registrado un aumento de las precipitaciones en algunas localidades y disminución en otras, casi en igual proporción, lo que es interesante. También se observa disminución de caudales de algunos ríos y en otros pocos aumentos. Este estudio preliminar se limita a los últimos 70 años, identificándose sequías tan intensas como la recién pasada en los años 1974, 1976, 1996 y 1998. Por otro lado, el 70% de los pozos de la Región tiene menos de 12 m de profundidad, entonces, que no nos llame la atención la caída de sus niveles de agua, pues a esa profundidad la consume la vegetación y la evaporación causada por la energía solar.
Entonces, ¿qué hacer? Algunas propuestas a corto y mediano plazo van por la línea del esfuerzo conjunto entre ciudadanía y autoridades. La creación de un sistema único de información hídrica, la intervención planificada de nuestros ríos para almacenar y canalizar agua hacia el secano, capacitación programada y sistemática a los comités de Agua Potable Rural (APR); también se podría generar una tarifa especial de parte de Aguas Araucanía para reducir los 400 millones de pesos mensuales que se invierten en camiones aljibe, ya que con el costo de un mes se financiaría la capacitación de los APRs por un año.
En este sentido también habría que mejorar los términos de referencia en las licitaciones públicas para incorporarlos en la construcción de los futuros APRs, con ello no solo se asegurará cantidad de agua sino también calidad.
Otro aporte sería la liberación de resultados de estudios hidrogeológicos y geofísicos regionales, además de los datos topográficos que poseen empresas forestales obtenidos con el método Lidar, para el cálculo avanzado de la ubicación y dimensionamiento de decenas de micro y pequeños embalses. A ello podría sumarse la instalación de telemetría para el monitoreo y el control remoto de los principales pozos de la Región, principalmente aquellos ubicados en los 295 APRs (cálculo realizado por este mismo Centro), con lo que podríamos predecir cuándo los niveles de agua vienen a la baja y, con ello, alertar la toma informada de decisiones de los servicios públicos unidos y comunicados entre sí.
Christian Antileo,