Cenizas y salud de las personas
Como si fuera una cruel paradoja, luego de permanecer atentos durante más de un mes a las veleidades del volcán Villarrica, ubicado a pocos kilómetros de sus viviendas, los puconinos ya llevan tres días sufriendo con los efectos de la caída de ceniza proveniente de la erupción del volcán Calbuco, emplazado a más de 300 kilómetros y que llevaba, a diferencia del emblemático macizo de La Araucanía, 43 años sin actividad. Por culpa de las particulares condiciones del denominado viento "puelche", el polvo volcánico se ha posado sobre las comunas cordilleranas, poniendo en evidente riesgo la salud de las personas y afectando las previsiones del sector turístico, que ya venía a la baja después del pulso eruptivo del Villarrica en marzo.
Las consecuencias del fenómeno que está experimentando el Calbuco no se remiten sólo a Pucón. En Curarrehue, Villarrica y Melipeuco también han sentido con fuerza la llegada del polvo volcánico, junto a Temuco, Padre Las Casas, Victoria y Lautaro, donde una persistente bruma grisácea ha depositado una fina capa de residuos visible en automóviles y en la vía pública.
Si bien el hombre poco puede hacer frente a fenómenos de la naturaleza como erupciones de volcanes y vientos, sí puede hacerse cargo de cautelar la salud de las personas que se expongan, en el caso de La Araucanía, a las cenizas provenientes del Calbuco. La bruma "volcánica" se instaló la semana pasada en algunas comunas de la Región y volvió con intensidad este lunes, y recién ayer la autoridad sanitaria reaccionó ante la alta contaminación que se está registrando en Curarrehue y Melipeuco.
En estos momentos de incertidumbre acerca de los efectos que genera la presencia de las cenizas en gran parte de La Araucanía, incluyendo Temuco y Padre Las Casas, y con alta inquietud presente en la población, los representantes gubernamentales deben actuar con decisión para atender las preocupaciones ciudadanas, desde la medición de la calidad del aire en las distintas comunas hasta la adopción de medidas que vayan en resguardo de los segmentos más vulnerables, como niños, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias.