Hay coincidencia en las autoridades de Gobierno, municipios y el sector privado que el turismo se ha transformado en los últimos años en uno de los pilares del desarrollo regional, quizás lejos todavía de los recursos que se manejan en la industria forestal o la agricultura, pero con un futuro promisorio por la consolidación de los destinos locales y, además, con el añadido de ser un rubro intensivo en mano de obra. Este sector ha encontrado su principal bastión en la zona lacustre, donde de la mano de los atractivos naturales de los lagos Villarrica y Calafquén, los macizos andinos, las termas y una oferta de alojamientos que ha crecido de manera notable, se ha posicionado como uno de los grandes destinos del sur del país, atrayendo todos los años a visitantes internacionales que se van maravillados con el entorno paisajístico.
Pucón y Villarrica, las comunas en torno a las que gira el turismo lacustre de La Araucanía, hasta hoy experimentan incrementos considerables de visitantes en los meses de enero y febrero, con la evidencia de calles atestadas de gente y hoteles, residenciales y pensiones sin reservas para los más desprevenidos. El problema comienza en marzo, cuando ambas ciudades vuelven a la normalidad, quedando con una enorme capacidad ociosa que se debe aprovechar en beneficio del desarrollo regional.
Para subsanar esto han surgido diversas iniciativas, como el Mes de las Termas, que se desarrolla en agosto, o incipientes fiestas que se realizan durante el invierno, como el próximo Festival del Chocolate de Pucón. Este "turismo del frío", como se le denominó en un seminario efectuado la semana pasada en Temuco, aparece como una gran oportunidad para aprovechar el potencial de la temporada baja, tal cual lo han capitalizado ciudades argentinas como San Martín de Los Andes, que ha logrado prácticamente mantener un flujo constante de visitantes durante todo el año.
La Región, y sobre todo la zona lacustre, tiene sobradas condiciones para potenciar el turismo en la temporada baja, pues aparte del lago, se cuenta con volcanes, termas y abundantes parques que ejercen un particular encanto en los meses grises. El "turismo del frío" debiese ser la nueva apuesta.