"El que mucho habla, mucho yerra…", dice la Biblia. Nuestra clase política tanto habla como yerra. En ocasiones, luego de escuchar las peroratas de Rossi, Girardi, Edwards, Hasbún, entre tantos otros, dan ganas de levantar la voz como aquel monarca y decir, "¡por qué no te callas!.
Muchos políticos están tan acostumbrados a hablar, que no escuchan. Claramente no oyen las necesidades de la gente, sino de grupos, como quedó demostrado en la cuenta pública. Tienen sus agendas y las llevan adelante, sin importar lo que digamos, pensemos y necesitemos.
Oír a Hasbún decir "nuestra" Región, sabiendo que la mayor conexión que tiene es su paso vacacional hacia Pucón, es absurdo; o a Edwards exigir verdad de parte del Gobierno, cuando su propia tendencia mintió y ocultó los atropellos a los derechos humanos; la derecha que representa se opuso a revelar la verdad de la dictadura.
En tanto que dos médicos, Rossi o Girardi, que abogan por los derechos humanos, traicionan el juramento de su profesión al ir en contra del más elemental de los derechos humanos y del cual se desprende el resto: el derecho a la vida. Promueven el asesinato de inocentes a través del aborto. Justificarlo en tres casos hoy es una mentira. Sabemos a dónde quieren ir a parar: una ley de aborto abierta.
Hoy justifican el aborto en el caso de que la vida de la madre esté en peligro. Pero no sólo la ciencia médica ha avanzado no poniendo en riesgo la vida de la madre; además, los protocolos médicos en Chile ya lo contemplan.
Lo justifican si el feto es inviable, o sea, determinan quién debe vivir o no. Ellos habrían decidido la muerte, si hubiesen podido, de Bocelli, Kuvicic y tantos más, que han sido aporte real a la sociedad.
Y en el caso de violación, ¿no se justificó así la incorporación de la píldora del día después? Y, ¿no servía? En realidad siempre se quiso algo más, porque la cultura de la muerte es insaciable.
Para autojustificarse usan lenguaje eufemístico: interrupción del embarazo. Eso es una mentira. No se interrumpe. Se termina la vida. Sólo se interrumpe algo cuando se da la posibilidad que luego continúe.
Otro eufemismo: Terapéutico: tratamiento para un mal. Entonces el embarazo para ellos es un mal. ¿Cómo podrían cuestionar a las AFP cuando castigaban a las mujeres por estar embarazadas? Parece que ya tienen la solución para el dilema de las AFP: financiar los abortos. ¡Aberrante!
Mejor sería que muchos de estos políticos permanecieran callados, y si fuera posible, lejos.
Allí podrían disfrutar de los beneficios que han recibido. Pero son insaciables.
Andrés Casanueva,