Munich, al sur de Alemania, se declaró ayer desbordada y sin camas suficientes ante la llegada de miles de refugiados en las últimas horas y la previsión de que sigan los flujos migratorios desde Austria todo el fin de semana.
"Ya no sabemos qué podemos hacer con los refugiados", declaró a la prensa el alcalde de la capital de Baviera, el socialdemócrata Dieter Reiter, quien reclamó a los otros estados federados que asuman también su responsabilidad.
La capital de Baviera, la primera gran ciudad alemana que desde hace semanas encuentran los refugiados en su ruta desde los Balcanes y Hungría por su cercanía a la frontera con Austria, ha preparado 5.200 plazas de emergencia para alojar a los recién llegados, pero no son suficientes.
Según estimaciones realizadas ayer por el titular alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se espera que este fin de semana Alemania reciba 40 mil nuevos solicitantes de asilo.
Desde la semana pasada han llegado por tren a Alemania unos 50.000 refugiados. Para aligerar la carga que pesa sobre Munich se prevé abrir un nuevo centro de distribución en la región de Luneburgo, en el norte del país. Allí llegarían refugiados en tren directamente desde Austria y serían repartidos en las regiones del norte.
Por otra parte, las autoridades austríacas informaron que esperan una llegada masiva de miles de refugiados durante el fin de semana y consideraron realistas los cálculos de que 40 mil personas se dirigen hacia los países ricos de Europa a través de la llamada ruta de los Balcanes.
Hans Peter Doskozil, director de Policía de la región de Burgerland, por la que entran los refugiados al país, se refirió a la posible llegada hasta mañana de una "enorme" ola que, dijo, podría equipararse a la del fin de semana pasado, cuando 16 mil personas cruzaron a Austria por la frontera con Hungría.
Por su parte, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, amenazó con deportar a los que lleguen a su país en busca de refugio. "Tienen que volver al lugar de donde vinieron. Estos migrantes no vienen de una zona de guerra sino de campamentos en los Estados vecinos a Siria: del Líbano, Jordania y Turquía. Allí estaban seguros. Esta gente no huye del peligro, ya huyeron de él y no tienen que temer por su vida", argumentó Orban.