Amigos(as) ¿"Con ventaja"?
La próxima versión de la Teletón estará marcada por las dificultades económicas del país. Será una gran prueba para el carácter nacional. Vivimos una cultura de la indiferencia que gradualmente nos ha ido volviendo insensibles.
Por estos días, la falta de compromiso pareciera irse agudizando. Vivimos una cultura de la indiferencia que gradualmente nos ha ido volviendo insensibles, y cada vez más centrados en los intereses y provecho individual. Crece así el egoísmo y la falta de solidaridad. En ocasiones la motivación para entrar en relación con otro está contaminada por la búsqueda de alguna ganancia personal. Estas formas de sentir, pensar y actuar, pueden instalarse incluso a la hora de iniciar algún tipo de relación amorosa con alguien. Entonces, el valor propio de la otra persona, su bienestar y dignidad no interesa tanto, cuanto manipularle y ponerle al servicio de intenciones no tan claras. Esta falta de compromiso con toda la realidad del otro se traduce en experiencias de parejas cuya relación se reduce a un mero "Andar", o de amigos(as) "Con ventaja". Es la manera perfecta de desperdiciar una etapa hermosa y única para aprender a amar de verdad, y en cambio utilizar las personas, jugar con sus sentimientos y la fidelidad, no hacerse cargo en absoluto del otro, y menos de las consecuencias de una vivencia irresponsable de la propia afectividad.
Por ello, en este mes que la Iglesia dedica a la familia, es bueno volver a proponer la hermosura de un verdadero "pololeo", experiencia llamada a ir madurando en sí mismos las actitudes, valores y disposiciones que son base para un ulterior matrimonio y familia. Se trata de ir descubriendo la vocación que Dios dona, porque el matrimonio es ante todo el descubrimiento de una llamada de Dios, no sólo un simple acuerdo de la atracción o del sentimiento, de un momento, de un tiempo breve... requiere un camino. El pololeo, en otros términos, es el tiempo en el cual los dos están llamados a realizar un buen trabajo sobre el amor, un trabajo partícipe y compartido, que va a la profundidad. Ambos se descubren gradualmente, mutuamente.
Preparar la propia persona para una futura alianza de amor y por la vida fecunda como hombre o mujer, no se improvisa, no se hace de un día para el otro, afirma el Papa Francisco. Hacer de dos vidas una vida sola, es incluso casi un milagro, un milagro de la libertad y del corazón, confiado a la fe. Tal vez deberíamos comprometernos más en este punto, porque nuestras «coordenadas sentimentales» están un poco confusas. Quien pretende querer todo y enseguida, luego cede también en todo -y enseguida- ante la primera dificultad. No hay esperanza para la confianza y la fidelidad del don de sí, si prevalece la costumbre del consumismo también en este campo, de consumir el amor sólo como una especie de «complemento» del bienestar psico-físico. No es esto el amor.
Es un largo camino el que el Señor recorre con su Pueblo en este itinerario de amor. Al final Dios se desposa con su pueblo en Jesucristo: en Jesús se desposa con la Iglesia. El pueblo de Dios es la esposa de Jesús. ¡Cuánto camino para que el amor madure!
Héctor Vargas, obispo de Temuco