Trabajos en Rodríguez
Deseo expresar una situación que he observado hace ya 3 semanas en mi trayecto por la calle Rodríguez, donde se están ejecutando unas obras en las veredas y vías, específicamente entre Vicuña Mackenna y Caupolicán. No sé qué empresa es, pero es una vergüenza. En las áreas de intervención usaron con suerte una malla que en muchas partes estaba al borde del suelo, falta de señaléticas o las pocas existentes quebradas o en cualquier dirección, los trabajadores en horario de colación almorzando en la calle, su disposición de agua en un bins a ras de piso, es decir, la instalación de faena prácticamente inexistente, guardando algunos materiales y herramientas en instalaciones cercanas, desorden en el proceso de ejecución de esas obras, picaron veredas con una herramienta vibratoria, sin respeto por los transeúntes; camiones atravesados y maquinarias pesadas trabajando sin banderero, etc. Hoy me llamó la atención la discusión entre un trabajador usando casco blanco y una mujer que al parecer por su función sería una supervisora que también usaba casco blanco. Me refiero a la reacción del trabajador que frente a la instrucción de la mujer, tiró una pala con gran violencia hacia el único espacio que había para transitar, un estrecho lado de la vereda izquierda, pues por el lado derecho las veredas estaban intervenidas. Le doy las gracias a Dios, que no me llegó esta herramienta por la cabeza, puesto que coincidió mi paso por ahí. Sentí caer por atrás mío muy cerca y fuerte pues ya había dado al menos unos tres pasos y estaba casi en la esquina a una cuadra de Caupolicán. Yo supongo que a la empresa se le paga lo suficiente como para que contemple instalación de faenas adecuadas, señaléticas, para materiales de aislación de las áreas de trabajo respecto al transeúnte con el fin de evitar accidentes entre otras cosas. Entiendo que haya que terminar pronto esas obras, espero que no haya algún accidente que lamentar. Marcia Castillo Saavedra
Felicitan a personal médico
Hace 8 días sufrí una pancreatitis aguda grave, dirigiéndome a urgencias de una clínica privada, pero por falta de camas en UTI, fui derivado al Hospital Regional. Ingresé en una camilla de la ambulancia que me trasladó donde esperé mi atención, luego pasé a una sala de camillas, quedando instalado en un berger. Al segundo día quedé en una camilla, pero en un pasillo infinito de pacientes igual o peor que yo. Al tercer día finalmente se habilitó una cama, quedando en observación a la espera de cirugía. Conocí la sobredemanda de atención médica de todo tipo, lo precario de instalaciones, largos tiempos de espera, ruidos de trabajos y gente en los pasillos llenos de camas, aglomeración por doquier, pero, estas molestias desaparecen por completo, ante la calidad de atención de la gran mayoría de sus funcionarios, empezando por la auxiliar que me recibió, Sandra Osandón, la empatía de las enfermeras Zandra Núñez y Carolina Caniullán, la diligente paramédico Sandra Fernández; el profesionalismo del doctor Dañin y Catrileo, la preocupación del estudiante Ufro Carlos Riquelme y de la internista Camila Bustos, entre otros que olvido, quienes me entregan una señal de gran optimismo y tranquilidad de que tenemos grandes profesionales de la salud en la Región, con un capital humano de excelencia. En el tercer piso de cirugía donde sigo hospitalizado, destaco la empatía y entusiasmo de todos los trabajadores, que sí demuestran ser servidores públicos, que durante las 24 horas del día, velan con sus distintas personalidades y habilidades por la recuperación integral de los pacientes.Francisco Urbano
Huasos en la Sofo
Todos los años con mi esposo visitamos la exposición Sofo, en particular el gran rodeo, pero cada vez me desilusiona más. Le cuento por qué.
Me refiero a los señores bien vestidos de huaso, montados en lindos caballos y realizando buenas atajadas hasta conseguir los primeros lugares. Pero al momento de la premiación y los pies de cueca con las damas elegidas como reinas, se acaba toda la elegancia. Es una vergüenza y falta de respeto a nuestra danza nacional el no saberla bailar. Desde ese momento pasan a ser huasos con "g" y no con "h", como lo decía un crítico en alguna oportunidad. Prepárense, nunca es tarde para aprender. Así serán "huasos". Nos veremos en el próximo rodeo. (Yo sí sé bailar)
Myriam Poblete
Papel de la universidad
Nunca está de más recordar cual es la función de la universidad. San Alberto Hurtado nos señalaba "La Universidad debe ser el cerebro de un país, el centro donde se investiga, se planea, se discute cuanto dice relación al bien común de la nación y de la humanidad. Y el universitario debe llegar a adquirir la mística de que en el campo propio de su profesión no es sólo un técnico, sino el obrero intelectual de un mundo mejor".
¿Realmente estamos cerca de este ideal?
Javier Labrin