Apesar de lo conectada que está nuestra sociedad, muchas veces esta enorme apertura, sumada a una vida competitiva y vertiginosa, no permiten identificar lo que está pasando con nuestra salud mental. Puede que esto se manifieste de la forma más dolorosa con casos extremos, como los suicidios, el bullying o las agresiones asociadas a trastornos graves.
Recientemente se conmemoró en el mundo el Día de la Salud Mental, que busca visibilizar un tipo de enfermedades ocultas, muchas veces silenciosas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que en muchos casos, la dignidad de estas personas no se respeta. Agrega que a menudo se encuentran encerradas en instituciones y muchas de ellas son sometidas a malos tratos.
Los programas de Salud Mental en el país han realizado distintas actividades para crear conciencia respecto a la salud mental y lo transversal que pueden ser estos problemas en la población. De hecho, en distintos puntos de Chile se reconoce que han aumentado los trastornos ansiosos y consultas relacionadas en la salud primaria.
Es por eso que es importante proteger a la comunidad frente a los problemas de salud mental que puede enfrentar. Protegerla y tratarla, porque a estas alturas no es cuestión simple hablar de estas enfermedades. Un positivo ejercicio, en ese sentido, es la Campaña por la Buena Convivencia Escolar, que impulsa este Diario y que busca promover nuevos hábitos a través del buen trato y evitar la serie de trastorno mentales que provoca el bullying y la mala convivencia.
Sin embargo, es el Estado el que debe dedicar más recursos a estos tratamientos y velar porque estos males no se traduzcan en indefensión y una vida indigna para quienes las padecen, y en costos prácticamente insostenibles. Si se trata de una realidad ya reconocida, identificada, es tiempo de que como sociedad nos hagamos cargo de ella, porque la salud mental es la base para poder solucionar problemas como el abuso de alcohol y drogas, el bullying y la violencia intrafamiliar, entre otros.