Camilo Garrido
Mientras algunos estudiantes finalizan por estos días sus procesos de matrícula en las casas de estudio de la Región, miles de familias asimilan el alivio que significa tener a sus hijos dentro del universo de jóvenes beneficiados con la gratuidad, que en La Araucanía se calcula en 16 mil.
El endeudamiento que los aprisiona y hasta moldea sus rutinas de vida cambia para muchos de estos casos, ya que el tiempo que ocupaban para buscar dinero ahora se traduce en horas valiosas para utilizarlas únicamente en lo que persiguen: una carrera universitaria.
Francisca Cortés Aedo, villarricense de 21 años, posee una deuda millonaria. En 2012 entró a estudiar Medicina en la Universidad Mayor, en la sede Temuco. Aquí recibió la beca de excelencia académica que combinó con el Crédito con Aval del Estado (CAE), pero pese a ambas ayudas debió pagar más de $200 mil en la diferencia que le quedaba más un arriendo en Temuco. En 2013, se retiró del programa para ingresar a Medicina de la Universidad de La Frontera, donde permanece hoy en tercer año.
Sin embargo, en la Ufro no le tocó el mismo beneficio que en la U.Mayor, por lo que debía pagar más de $200 mil mensuales por su matrícula y arancel. ¿Cómo lo hacía? En vez de descansar, Francisca usaba sus vacaciones de invierno y de verano para trabajar y juntar dinero.
"Salía de la universidad, trabajaba, llegaba marzo y tenía que volver a entrar a la universidad... en Villarrica tenía varios trabajos: en la noche de niñera y en el día en un catamarán donde tenía que manejar y, durante el viaje, vendía bebidas, helados, jugos", explica, aunque también debía ejercer como promotora para diversas marcas durante el período académico.
Oriana Aedo, madre de la estudiante, mantiene a sus tres hijos trabajando, primero en un jardín infantil como manipuladora de alimentos, y ahora en una zapatería. Ella se emocionó hasta las lágrimas para expresar su gratitud por esta ayuda económica que comienza este 2016 hasta el año que le corresponde egresar. "Para nosotros fue un alivio en cuanto a la matricula, el arancel, y ahora con esto qué mejor tranquilidad... mi hija ha sido muy esforzada", celebró.
Deportista
Hay casos donde el talento académico se complementa con las habilidades en otros planos, como en el deportivo. Joaquín Wachtendorff Sáez es uno de ellos. Destacado atleta de 18 años, fondista del Club Atlético Temuco y seleccionado nacional de atletismo, estudia segundo año de Ingeniería Comercial en la Universidad Católica de Temuco.
En un puesto de venta de productos artesanales ayuda a su madre a atender en el negocio al igual que un hermano de 16 años, aunque gran parte de su tiempo lo pasa en el Campo de Deportes Ñielol de Temuco. "Uno tiene que hacer malabares para pagar. Todavía quedan deudas del año pasado", indicó.
Joaquín va a cumplir cuatro años como destacado deportista. Esta racha le permitió recibir una beca que le cubría 300 mil pesos al año que dividía en sus 10 meses de clases, aunque en totalidad debía pagar dos millones de pesos y medio anuales. A fin de cuentas, eran $252 mil mensuales que debía aportar.
Por eso, para Wachtendorff éste es un beneficio inigualable, como lo destacó en una premiación-desayuno que compartió con otros beneficiarios de la gratuidad y el intendente Andrés Jouannet. "Gracias al Gobierno vamos a salir varios con gratuidad. Todos los que estamos acá vamos a responder, siendo todos profesionales, ante el país", prometió el joven estudiante.
Devastados en Tirúa
Pero entre los que estudiarán gratis también hay quienes no son de la Región, como Freddy Villansen Parra, de 18 años. Él es habitante de la comuna de Tirúa. En 2010 su familia fue víctima del devastador tsunami que destruyó su casa y el puesto de trabajo de su mamá, donde vende mariscos y alimentos del mar. Ambos ya están repuestos, pero deben continuar en su emprendimiento para salir adelante.
Bajo estas condiciones, pensar en que Freddy ingresará a estudiar a una universidad era descabellado. Sin embargo, los lazos con los trabajadores del Canal 2 de Vilcún -quienes han dado a conocer su caso- le permitieron conocer que él no necesitaba pagar un peso para estudiar una carrera.
Tiene dos hermanos que viven en casa propia e hicieron familia, pero Freddy será el primero de ellos en ingresar a la universidad. "No me alcanzó la fuerza para que mis otros hijos estudien", dice su mamá, Deidamia Sáez Herrera.
El joven ya está matriculado en la Universidad Autónoma, para ingresar a Pedagogía en Inglés, lo que llena de alegría a la jefa de hogar. "Diosito preparó algo para él", agradece.
Si bien los períodos de matriculación en las universidades públicas y privadas ya están acabando y los cupos se están agotando, el seremi de Educación, Marcelo Segura, recuerda que "para aquellos que no saben o no lograron postular, va a existir una fecha, el 9 de febrero". Ese día, los jóvenes podrán completar el Formulario Único de Acreditación Socioeconómica (Fuas), documento indispensable para tener la posibilidad de ser beneficiarios de la gratuidad.