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Jorge Luchsinger: "Que se condene como corresponde"

PIDE JUSTICIA. Hijo del matrimonio asesinado en Vilcún, advirtió que "el resto del país va a saber qué fue lo que aconteció esa noche".
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La madrugada del 4 de enero de 2013 difícilmente podrá ser olvidada por Jorge Luchsinger Mackay. Esa noche, recibió el llamado desesperado de su madre. Ella -Vivian Mackay- se refugiaba en el segundo piso de la casa y su padre -Werner Luchsinger- repelía con un revolver el ataque. Pese a vivir a 2 kilómetros y apretar el acelerador a fondo para llegar en pocos minutos al lugar, la casa ya estaba en llamas. El matrimonio murió calcinado.

Han pasado tres años desde ese atentado cometido por desconocidos hasta ayer. La PDI detuvo a los 11 sospechosos de acompañar al machi Celestino Córdova, condenado a 18 años de cárcel por el crimen. Una larga espera para la familia Luchsinger que siente a la justicia y la verdad de su parte.

En primera fila para no perderse detalles de la formalización de cargos -incendio con resultado de muerte de carácter terrorista- se sentaron Mark, Jaime y Jorge Luchsinger, este último habló en nombre de los hijos del matrimonio fallecido.

"La verdad es que hemos tenido mucha paciencia. Ha pasado mucho tiempo, hace casi tres años que atacaron y mataron a mis papás (...) Lo primero que uno quiere como afectado, hijo, familiar, es saber la verdad de lo que pasó esa noche. Gracias a que Celestino Córdova nunca habló, nunca se supo el detalle de lo que pasó", manifestó.

Para los Luchsinger, una de las familias más golpeadas por el denominado conflicto mapuche, el testimonio de José Peralino Huinca destruyó el pacto de silencio y abrió una luz de esperanza para la familia de agricultores radicados en Vilcún, ya que permite conocer detalles. "El resto del país va a saber qué es lo que aconteció esa noche en la casa de mis papás", enfatizó Jorge Andrés.

El familiar agradeció el trabajo de la Fiscalía y espera que llegado el juicio oral, los supuestos partícipes sean condenados y el caso no quede en la impunidad: "Yo lo que espero es que los jueces actúen acorde a derecho, consideren la seriedad de las pruebas que se están presentando y que se condene como corresponde a los autores materiales del asesinato de mis padres".

Por último, Luchsinger Mackay recordó la conversación desesperada de su madre, la última vez que la escuchó con vida. "Se acredita en esa llamada que no actuó una persona sola, fueron varios los que disparaban. El papá estaba herido y aún así le prendieron fuego a la casa con ellos adentro", lamentó.

Sobrino

El sobrino del fallecido matrimonio, Ewald Luchsinger Pauly, espera que los resultados del caso sean una señal para "acabar con la impunidad", y que "esperamos que el sistema judicial haga su parte del trabajo y genere condenas ejemplares".

Eso sí, Ewald Luchsinger advirtió que "no hay nada que pueda reparar la pérdida sufrida ni menos en la forma cómo fue, pero no obstante ello, nos genera una suerte de esperanza de que a lo menos, aquellos que ejecutaron este atroz hecho paguen como corresponde".

Por último, el agricultor -que en noviembre sufrió la quema de una lechería y una bodega en su fundo en Vilcún- agregó que "yo creo que el pacto de silencio se mantiene en la medida que exista presión y amenazas sobre la gente que está en las comunidades", sentenció Luchsinger Pauly.

"Lo primero que uno quiere como afectado, hijo, familiar, es saber la verdad de lo que pasó esa noche".

Jorge Luchsinger,, hijo del matrimonio

"El pacto de silencio se mantiene en la medida que exista presión y amenazas sobre la gente que está en las comunidades".

Ewald Luchsinger,, sobrino del matrimonio

"Fueron varios los que disparaban. El papá estaba herido y aún así le prendieron fuego a la casa con ellos adentro".

Jorge Luchsinger,, hijo del matrimonio

1:30 de la madrugada del 4 de enero, Jorge Luchsinger recibió el llamado desesperado de su madre.

Por fin una señal

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Federación Gremial de Dueños de Camiones del Sur

Después de tanta espera vemos una luz de justicia, porque al fin las autoridades policiales han entregado una señal potente al capturar al resto de los autores del brutal asesinato al matrimonio de Werner Luchsinger y Vivianne Mackay, ocurrido en 2013. Sin duda, este hecho marca un precedente en los casos de violencia con connotación indígena ya que, además, el Gobierno presentará una querella por el delito de incendio con resultado de muerte con carácter terrorista.

Ante este nuevo escenario, nos alegramos mucho de que nuestras policías hayan tenido éxito en las diligencias, para que este tipo de crímenes no queden en la impunidad. Sin embargo, esperamos que la justicia esté a la altura de las circunstancias, es decir, que los culpables sean procesados por los tribunales y que las pruebas que entreguen los fiscales del Ministerio Público sean suficientes, para que los jueces responsables de condenar a los hechores no les tiemblen las manos al aplicar todo el rigor de la ley y se haga justicia por este crimen que avergonzó y golpeó a toda la Región.

Los que habitamos en La Araucanía, y en especial, las víctimas del terrorismo, necesitamos con urgencia que se restablezca el Estado de Derecho, el cual debe ser garantizado por el Gobierno de turno, pues no es responsabilidad ni de los camioneros ni de los contratistas forestales ni de los agricultores, otorgar las condiciones de seguridad y tranquilidad que todo ciudadano requiere para vivir y trabajar en paz.

Ya no queremos más atentados incendiarios a camiones, a casas, a maquinarias, a lecherías, escuelas, sedes sociales y templos religiosos. No podemos permitir más muertes de carabineros, de personas de origen mapuche y parceleros, ni mucho menos un crimen tan horrendo como el ocurrido al matrimonio Luchsinger - Mackay.

Llegó la hora de terminar con la impunidad y la violencia y que el Estado de Chile acuda con toda su institucionalidad a proteger a tantas víctimas de violencia en nuestra Región y facilite el derecho a la vida, al libre emprendimiento, a la libertad de circulación y el derecho de poder soñar con una mejor región, ya que esta debe ser la principal preocupación del Gobierno.

José Villagrán,