"Don Quijote de La Mancha" carga con la complejidad de ser una novela potencialmente cinematográfica pero, al mismo tiempo, una proeza casi imposible de concretar. Hay escenas de gran riqueza visual (todo lo que está filtrado por la cabeza del caballero), los mejores diálogos que ha visto la literatura y una fragmentación que se llevaría bien con las formas de narrar de cierto cine contemporáneo. Pero pesa su anatomía enrevesada y esa desmesura que Cervantes supo transformar en arte.
Así y todo, no son pocos los cineastas que se han atrevido a enfrentar el desafío. El primer intento data, de hecho, de 1898 cuando los franceses Ferdinand Zecca y Lucien Nonguet realizaron un cortometraje homónimo inspirado en el libro. En estos años de entusiasmo frente a una tecnología naciente, hubo al menos una decena de otros cortos que tomaron la obra como referencia, entre ellos uno de 1915, supervisado por E. W. Griffith. En la era muda nació también el primer largometraje de "Don Quijote", estrenado en 1926 y dirigido por el danés Lau Lauritzen. El film acentuó el contraste cómico entre Quijote y Sancho, asentando las bases para una fórmula humorísticas que triunfaría posteriormente con las películas de Laurel y Hardy. Pero a medida que la industria fílmica fue estrechando vínculos con la novela, llegaron también los fracasos. "Don Quijote" se transformó en una bullada maldición para el mundo del cine, como si el fantasma de Cervantes hiciera de las suyas desde el más allá. Tras escribir un guión de más de 200 páginas, el español Vicente Blasco Ibáñez observó como el proyecto se desmoronaba ante sus ojos por problemas de producción. Una frustración similar vivió el dibujante Ricardo Martin luego de concretar más de 5 mil ilustraciones para una película que nunca vio la luz.
Aunque el caso más célebre es el de Orson Welles, quien pretendía trasladar a los personajes a la España de 1955. Dicen que su amigo Frank Sinatra le prestó dinero para iniciar el rodaje pero luego no pudo encontrar financiamiento para completar el proyecto. Welles filmaría escenas entre 1955 y 1976 sin terminar la empresa. La película terminó en manos del director de Cine B Jesús Franco, responsable de un pastiche tan incoherente como estrafalario.
Terry Gilliam y Jean Rochefort en el fallido rodaje de "El hombre que mató a Don Quijote"
en resumen
Por Andrés Nazarala R
Pero el que coronó la tesis de la maldición es Terry Gilliam. Responsable de obras cargadas de imaginación como "Brasil", en 1998 inició el rodaje de una adaptación libre llamada "El hombre que mató a Don Quijote". La filmación fue un caos como se puede apreciar en el documental "Perdido en La Mancha". Lluvias no pronosticadas y el vuelo de aviones de la Fuerza Aérea arruinaron el proceso. Todo se vio rematado por la repentina enfermedad del actor protagónico, Jean Rochefort, quien tuvo que regresar a Francia. Perfeccionista y obsesivo como pocos, Gilliam anunció hace un tiempo que retomará el proyecto. El rodaje está programado para fin de año y contará con el cotizado Adam Driver en el rol protagónico. Hay que tener cojones para volver a La Mancha.
Archivo de filmación
Numerosos han sido los intentos por filmar "Don Quijote de la Mancha", la magistral obra del escritor Miguel de Cervantes. Ahora retoma la tarea el líder de los Monty Python.