La cepa escogida crece en todo el mundo, especialmente en las regiones frías, pero es común asociarla con la región de Borgoña en Francia, por ser cuna de los mejores vinos que utilizan este tipo de uvas. "Es clave que tengamos un cuerpo de agua y de ahí el suelo, el clima y el cambio de la temperatura permiten desarrollar una vitivinicultura de excelencia, con condiciones que no están en el resto del país. Por ello debemos aprovechar este plus y que los pequeños productores se están incorporando con mayor fuerza cada día", dijo el seremi de Agricultura, Alberto Hofer.