La obesidad se ha transformado en un problema de salud en Chile, que se acentúa año a año como resultado, en parte, de hábitos de vida sedentarios, que incluyen poca actividad física y dietas alimenticias sobrecargadas en calorías. El 67% de la población chilena tiene problemas de sobrepeso o de obesidad y los expertos se preguntan en qué momento Chile pasó de ser un país que luchaba contra la desnutrición infantil a ser uno con las mayores tasas de obesidad infantil en el mundo.

Tal vez está ligado a la conducta y al crecimiento que vivió a partir de la década de los 90, la que abrió una nueva forma de vida a las familias chilenas, que sólo lo conocían por televisión. Un estilo en que el sedentarismo y el consumo de comida chatarra fueron las detonantes de estas peligrosas cifras.

Chile ocupa el primer lugar en América Latina en obesidad infantil y un triste sexto lugar en el mundo. Cada vez aparecen a más temprana edad enfermedades de adultos como la diabetes, hipertensión y problemas cardiacos. El tema ha sido abordado desde hace años por el Ministerio de Salud, que ha aplicado políticas para que los alimentos sanos sean los que se vendan en las escuelas en desmedro de otros ricos en azúcares, sodio y otros elementos dañinos.

La batalla ha sido dura porque apunta a un cambio en las costumbres de las familias. Y los resultados no han sido los esperados; por ello que el 27 de este mes se pondrá en vigencia el nuevo rotulado de los alimentos en los que se advertirá con un hexágono negro aquellos que son peligrosos para la salud, por ser ricos en grasas, azúcares, calorías y sodio.

Habrá prohibición de venderlos en los colegios. Todo ello tendiente a reducir los índices de obesidad. No obstante, se tendrá que pensar en cómo alertar a los más adultos de esta realidad. A aquellos padres que atareados por el trabajo caen en soluciones poco saludables para sus hijos debido al escaso tiempo. Es a ellos a quienes se debe educar y recalcarles lo importante de mejorar la dieta y hacer ejercicios. No sólo para verse mejor, también para evitar enfermedades crónicas que deterioran la calidad de vida.

Hace dos semanas, nos dirigimos a una comuna de La Araucanía por la actualización del catastro nacional de campamentos. El municipio nos recibió y acompañó a las tomas consideradas campamentos que estaban en el registro comunal.

En el lugar conversamos con José, un caballero cuyo semblante reflejaba la pena de tener una esposa en el hospital en estado crítico. En la conversación nos compartió sus temores y sus penas, pero también la frustración de no tener luz hace un par de semanas, situación que el municipio conocía desde hace meses.

¿Cuántos José aún siguen existiendo en Chile escondidos o a simple vista? Conocemos sus carencias y sus lamentos, lo vemos y pasamos. Chile se ha convertido en un país que poco siente, cuando el término resentido hace eco como si la construcción de esta palabra estigmatizara al pobre y lo convirtiera en un ente estático que se queja como si en el constante quejido fuera perdiendo sus sueños.

Hoy la palabra resentido debería reinventarse. Resentido, como dijo alguien por ahí, deberíamos ser todos, todos los que sentimos dos veces, porque sentimos por nosotros y sentimos por nuestro prójimo.

Como Techo-Chile estamos constantemente abriendo los ojos a la "simple vista", porque somos más que un techo. Somos el trabajo de muchos mezclado a los sueños de otros. Es el reencuentro de mundos que construyen distantes, pero que cuando logran juntarse se dan cuenta de que el fin es humanizar, algo perdido en el progreso de nuestras sociedades.

Techo es más que un techo cuando pensamos desde las personas hacia una vivienda que sea un hogar, una propuesta integral de herramientas que quedan instaladas en personas y familias que sueñan vivir en un barrio y no en un gueto que reproduzca lo que por años vivieron en campamento.

Ese es el trabajo impreso en los 83 proyectos de vivienda entregados y las 6.925 familias beneficiadas, pero también en cada niño que acompañamos trabajando por su educación y en cada adulto que asesoramos para que, desde su trabajo, comience a pensar en nuevas oportunidades.

Juan Carlos Concha

director regional Techo-Chile

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