El rol de los padres ante la delincuencia
De cada diez presos, ocho son hijos de padres que alguna vez han pasado por la cárcel.
La familia y la escuela deben ser importantes para instruir a las nuevas generaciones acerca de las prevenciones que se deben tener con respecto a la amenazante realidad delictual que sufre Chile. La delincuencia es la negación de las buenas costumbres, socava la estabilidad política y merma la confianza pública, por lo que no se le debe dar tregua. Los gobiernos tienen el deber de garantizar la paz social y el orden, hacer cumplir la ley y aplicar políticas preventivas y sancionadoras.
Sería deseable que los parlamentarios alzaran la voz con firmeza cuando se minimizan hechos que vulneran la ley, atentan contra las buenas costumbres o provocan una extrema alarma pública, como los homicidios, femicidios o violaciones de menores.
Muchos jóvenes, debido al distanciamiento emocional con sus padres o la ausencia de éstos, asumen una precoz independencia y una feble socialización porque aquellos trabajan todo el día y no se dan el tiempo para cumplir con su función de ser los primeros formadores de sus hijos. Un grupo familiar que no tenga dedicación para transmitirle a sus hijos el ejemplo y los consejos que resguarden su integridad física y psicológica no está cumpliendo con su deber.
Con respecto al origen de la delincuencia, hay que considerar que de cada diez presos, ocho son hijos de padres que alguna vez han pasado por la cárcel. Hay que estar en sintonía con los hijos para saber interpretar la realidad y alejarlos de las malas prácticas, antesala del delito.
Lo mismo sucede con el círculo de amigos: hay que saber quiénes son, dónde y con quiénes comparten y tener claras sus conductas para evitar la promiscuidad, el alcoholismo o la irreversible y perversa inducción a las drogas, que muchas veces conduce al delito. Por eso es clave masificar la buena formación y elaborar políticas sociales rehabilitadoras e inclusivas. En el tema de la delincuencia, las autoridades, las policías, los tribunales tienen mucho que hacer, pero la primera y más eficaz tarea preventiva es la que les corresponde cumplir a los padres.