Jóvenes infractores de ley e injusticia ocupacional
En las últimas semanas nos hemos encontrado con diversas noticias relacionadas con niños y adolescentes que cometen actos delictuales de diverso orden, varios de ellos relacionados con Sename, lo que visibiliza importantes problemas a nivel institucional, de protección de la infancia y de sociedad.
El alto nivel de violencia refleja a una sociedad que no está logrando responder a las necesidades de la población y que no está generando las oportunidades concretas, reales y suficientes para promover un desarrollo saludable y ocupacionalmente enriquecido.
Podríamos considerar estas informaciones como algunas más de las noticias de la agenda policial, sin embargo, los terapeutas ocupacionales, en una visión del desempeño profesional, observamos vacíos importantes en la formación y desarrollo de los niños y adolescentes, en particular de la población más vulnerable.
Desde una mirada ocupacional, visualizamos cómo el infringir la ley se posiciona como una alternativa para niños y jóvenes, una ocupación que probablemente les genera mayor satisfacción, adrenalina y sentido en comparación a las oportunidades y vivencias que puedan tener al interior de las diversas instancias de protección ofrecidas por el Estado y la sociedad.
Podemos observar, desde la salud mental, conductas altamente riesgosas y temerarias que dan cuenta de desórdenes a nivel del desarrollo, de carencias importantes en la formación y potenciales trastornos psiquiátricos.
Hoy requerimos de nuevas ocupaciones para estos niños y jóvenes que se desarrollan bajo la protección del Estado. Anhelamos contextos que brinden oportunidad de aprender, desarrollar potencialidades y descubrir ocupaciones saludables que contribuyan a su felicidad.
Si nuestro país fortaleciera los programas de protección de menores, si hubieran más y mejores instalaciones para su crecimiento, mayor estimulación desde la primera infancia, podríamos tener a futuro generaciones jóvenes con otros intereses, con capacidad de explorar en ocupaciones que no requieran el nivel de riesgo y de violencia tanto para sí mismos como para otros y que aportaran al desarrollo de una sociedad inclusiva.
Cecilia Gaete
Línea 111 de colectivos
Soy un usuario frecuente de la Línea 111 de colectivos (letrero azul). El servicio que se entrega es bueno, sin embargo, llama la atención que en ciertos extensos horarios existe casi nula presencia de vehículos de esta línea de colectivos por las calles de Temuco.
Esta situación se repite en las mañanas, entre ocho y nueve. Los pocos autos que pasan van todos llenos y es muy común ver grupos de varias personas esperando infructuosamente durante mucho rato que un colectivo tenga un cupo, lo que complica la hora de ingreso al trabajo. El fin de semana la situación es peor, los sábados en la tarde y domingos me atravería a decir que solamente un puñado de autos de esta línea circula por las calles. Además no hay alternativas ya que es la única línea que circula por algunos sectores como el Barrio Los Conquistadores y buena parte de Las Lomas.
Es por lo anterior que sería bueno ver la posibilidad de que otra línea de colectivos también pase por algunos sectores, especialmente el barrio Los Conquistadores, ya que está claro que la cantidad de vehículos no alcanza para la demanda que existe.
Manuel Acuña
Reconocer la verdad
Reconocer la verdad es asunto de ciencia, conciencia, paciencia y decencia. Desconocerla es indecencia, inquietud, ignorancia y pecado. Lo segundo es avalar la existencia del mal.
Los chilenos vamos del mal al peor.
Víctor Volante
Trasplantes en Chile
El caso de la joven Jacinta Zañartu generó un debate respecto a la credibilidad y transparencia del proceso de donación de órganos en Chile.
El problema que existe a nivel mundial es la falta de donantes. De acuerdo con los registros del Minsal, nuestro país tiene una de las tasas de donantes más bajas de Latinoamérica.
De acuerdo con un estudio realizado por las Facultades de Medicina y de Economía de la Universidad Diego Portales, en el cual se compara la disposición de las personas para la donación de órganos entre los años 1999 y 2010, la información de los medios de comunicación y las diferentes campañas no impactan positivamente. Más bien, se observa una disminución en la disposición a la donación, incluso los distintos casos aparecidos en la prensa generan un mayor prejuicio y desconfianza hacia este proceso en Chile.
Resultan atractivas las estrategias tendientes a la sensibilización y al desarrollo de la confianza en este proceso, a través de la difusión de información oficial a toda la población.
Es fundamental no perder de vista que quienes determinan la factibilidad de la donación son los familiares, pues son ellos los que se enfrentan a tomar la decisión en un momento crítico, justo cuando ven partir a un ser querido.
Natalia Beamin Santander