La columna anterior, publicada el 22 de julio, ha suscitado dudas. No es para menos. Las noticias que cotidianamente recibimos dejan instalada la impresión de que el mundo mapuche está clamando por sus reivindicaciones. Y que eso sería todo.
Pero parece que eso no es tan así.
Se ha de recordar que la mencionada columna hablaba de tontos útiles. Señalaba además que un coronel retirado de Carabineros, que se desempeñó en las instancias de Inteligencia de esa institución, sostuvo que el incendio forestal ocurrido en Carahue en 2012, fue provocado por descolgados de la Coordinadora Arauco-Malleco, CAM.
No es mi propósito hablar de lo que se puede llamar la psicología de los descolgados ni de la de los tontos útiles. Lo que sí interesa recordar es que los descolgados de agrupaciones violentistas de cualquier signo son el bocado favorito de quienes están interesados en que la violencia sea pan de todos los días en las regiones Octava, Novena y Décima.
Además -se diría que por antonomasia-, los descolgados suelen ser tontos útiles.
La verdad es que no importan los motivos por los que los descolgados de la CAM hayan llegado a esa condición, la de descolgados. Lo que sí importa es que quienes se han alejado de las acciones violentas no pueden o les cuesta dejar de perpetrarlas. Eso es lo que los puede convertir en tontos útiles.
Fue lo que desde 1990 ocurrió con el Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo, FPMR-A, el Mapu Lautaro y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR. Debieron dejar los "fierros", metáfora del argot guerrillero que hace referencia a las armas de fuego.
Fue así como el FPMR-A decidió "ajusticiar" al senador Jaime Guzmán.
Y ese cuento resulta replicable para un servicio de Inteligencia de ultramar. Los mapuches que se descolgaron de la CAM pueden ser incentivados a recuperar los fierros. Hasta se les puede remunerar: Ese servicio de Inteligencia de ultramar dispone de mucho dinero.
El tema no es difícil. Las consignas están disponibles y lo están los tontos útiles. Hay ya una sensibilidad instalada -en Chile y en otros países del mundo- que percibe que las reivindicaciones proclamadas por la CAM son del todo legítimas.
Lo importante es que haya tontos útiles que le hagan el juego a lo que quiere el Estado de Israel: ¡El agua! ¡El agua de los Campos de Hielo Sur!
¿Qué más quiere saber, amable lector?
Aníbal Barrera Ortega,
periodista