Mabel González / Agencias
A la pobreza estructural que afecta a Argentina desde hace varios años se sumaron este 2016 nuevos pobres motivados por el agravamiento de la inflación y la recesión en los primeros meses de gestión de Mauricio Macri, en un contexto de precarización laboral, según advirtió un estudio de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA).
El Barómetro de la Deuda Social Argentina elaborado por la UCA, una entidad de estrecho vínculo con el Papa Francisco, indicó que la pobreza creció desde un 29% en diciembre -cuando la peronista Cristina Fernández (2007-2015) entregó el poder a Macri- a un 32,6% a fines del primer trimestre de este año. El índice de indigencia pasó, en tanto, de un 5,3% a un 6,2%.
Los "nuevos pobres emergen de medidas normalizadoras adoptadas por el actual Gobierno", alertó el informe.
Sospechas
La entidad realiza estas mediciones de forma regular desde 2010 y sus datos cobraron relevancia ante las sospechas de manipulación de las estadísticas oficiales durante el kirchnerismo.
El Gobierno de Fernández decidió, además, dejar de medir la pobreza a fines de 2013 porque, según el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, era una medida "bastante estigmatizante". El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) estatal reanudará en los próximos meses la difusión de índices sociales.
El director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, afirmó que "muchos indicadores demuestran que hubo alguna mejora durante el 2010 y 2015". "Pero mantenemos una estructura sumamente complicada desde el punto de vista social desde diciembre pasado", alertó, con base en los resultados del informe presentado el jueves.
Salvia señaló que "se produjo un agravamiento de pobreza por ingreso".