Más allá de lo evidente, hemos podido ver inoperancia en autoridades frente a la catástrofe que seguimos sufriendo por los incendios, así como evidente el desinterés del mundo político (salvo excepciones) en involucrarse concretamente para ir en ayuda de aquellos afectados. Como diría mi abuelo: "Hablan bonito los señores, pero sólo hablan". También vemos que algunos explotan la catástrofe para conseguir réditos políticos, no importando su afinidad. Sin embargo, creo que esto no es privativo de un solo Gobierno, sino de una maquinaria estatal alimentada por burocracia sin límites y que tiene como resultado el interés por sus propias problemáticas partidistas, y sólo tangencialmente las necesidades cotidianas de la gente. Caso contrario, no se habría permitido llegar al límite que hoy sufrimos. Vemos que necesidades críticas se resuelven temporalmente, cuando enfrentamos una catástrofe como la presente. También ha sido vergonzoso ver y oír a expertos y autoridades de organismos de Estado, hacer gala de su ignominiosa ignorancia frente a situaciones límites, y luego desdecirse con aberrante falta de vergüenza, muy propia del mundo político. Así como vimos en el 2010 donde el sentido común de la gente que escapó hacia los cerros dio clases de "respuesta ante emergencias" contraria a las instrucciones de expertos y autoridades que estaban entrampadas en su propia desidia y miopes por su falta de competencia. ¡Pareciera ser que no logran ver ni lo evidente!.
Pero una vez más esto no debería extrañarnos, pues vemos día a día cómo la estructura del Estado se reparte cual botín de guerra, gracias a la falta de memoria, visión, responsabilidad y exceso de mediática narcotización social que de un tiempo a esta parte experimentamos.
También vemos cómo se instala en cargos públicos (con cuantiosas remuneraciones) a personas que, aunque cuestionadas públicamente por su accionar, siguen contando con la confianza de aquellos en quienes pocos confían. Y vemos con preocupación que en cargos de responsabilidad en que está en juego la vida de personas, sus bienes y bienes públicos, se sigue privilegiando favores políticos.
Se confiesa así por medio de los porfiados hechos, pero sin palabras, que en realidad a las autoridades les importa poco la gente común, pues saben que se les puede masajear los oídos con buenas intenciones, y por cierto, prometiendo algunos bonos; es la fórmula para seguir siendo elegidos. La Biblia nos dice que los ciegos que guían a ciegos juntos caen. Por eso Jesús sentencia: ¡Déjenlos!, pues son como ciegos que viendo no logran ver.
Andrés Casanueva, pastor Anglicano