Bomberos: verdaderos héroes
Ser bombero es una tarea compleja que requiere de sacrificio y una recargada dosis de solidaridad. Qué distinto sería todo si nos miráramos con misericordia.
El hermoso testimonio, de vocación de servicio, que nos brindan nuestros bomberos, ha motivado al actor Dwayne Johnson a decir: "a los Bomberos de Chile, muchas gracias por su labor y por estar en el frente de batalla cuando un terremoto, incendio o desastre natural ocurre en Chile. Ustedes son los verdaderos héroes. Gracias".
Gracias a Dios, no es sólo él quien reconoce la vocación de servicio al prójimo que, con tanto sacrificio, viven. Asumimos, como una bendición, la labor que realizan y agradecemos el esfuerzo que llevan a cabo para el bien de todos. Les agradezco, especialmente, que nos recuerden, desde el ejemplo, el ideal de vida al que aspiramos en nuestra opción de seguimiento de Jesús. Pareciera ser que el sonido de la sirena activara en sus corazones, aquellos sentimientos que deberían caracterizarnos como cristianos: fraternidad, solidaridad, compasión, misericordia, en una palabra: el amor.
No se trata de sentir lástima por los demás, lo que tampoco estaría del todo mal, sino de ser misericordiosos y no de cualquier manera, sino "como el Padre". La misericordia es la virtud de sentir en el corazón lo que vive un desdichado. Estamos hablando de la compasión, de tener la capacidad padecer con el otro, de sufrir lo que el otro sufre, en una palabra: capacidad de amar.
El gran anhelo del Señor es que los cristianos sean reconocibles por el amor que, desde Él, no es sólo un sentimiento, sino una opción que tiene su fundamento existencial en la realidad del Padre. Es el amor de Dios el que lo lleva a reconocer al hombre como su hijo y el que lleva al hombre a reconocerse como hijo de Dios. La venida de Cristo al mundo trae consigo una nueva forma de relación entre el hombre y Dios, pues ya no somos sólo siervos, sino hijos y Él es nuestro Padre, que da sentido y coherencia al amor de los hermanos. Qué distinto sería todo si nos miráramos con misericordia, y que, así como el sonido de la sirena produce en nuestros bomberos ese llamado irresistible de ir en ayuda del que está en desdicha, así también, el amor de Dios produjera en nosotros el profundo deseo de partir, sin demora, al encuentro de los necesitados de nuestro tiempo, no sólo como una actitud puntual, sino permanente y siempre renovada. Ruego al Señor de la Vida, por nuestros hermanos bomberos: Hernán Avilés González, quien falleció, trágicamente, tras quedar atrapado por las llamas, en Santa Olga, después de salvar a tres personas. Por Juan Lizama Sanhueza, quien encontró la muerte luego que el camión aljibe en el que viajaba a combatir un incendio, en San Fabián de Alico, volcara tras la caída de un árbol y por todos los fallecidos.
Héctor Vargas Bastidas, obispo de Temuco