Descontento ciudadano por la "silla"
Después de haber observado una seguidilla de comentarios en RR.SS., de la entrada en vigencia de la nueva normativa de transporte de niños de hasta los 8 años de edad, en vehículos particulares, pude investigar y deducir lo siguiente:
Primero, que no fue el Ejecutivo (gobierno) quien envió el proyecto de ley en su momento (10 de septiembre de 2014) sino fue un grupo de parlamentarios, de distintas bancadas (trasciende al sector político).
Que, lo que se solicitaba en la moción parlamentaria, fue modificar la ley de tránsito, para aumentar la seguridad de los niños y niñas que transitan en vehículos particulares, haciendo la actual norma más actualizada y acorde a un país moderno. La experiencia en otros países, como lo es en EEUU., es aún más estricta, teniendo que transportar a través de un SRI (Sistema de Retención Infantil) a los niños de hasta 12 años (normativa aplicable desde el año 1985) y en Europa igualmente hasta los 12 años (desde el año 1993), pido corroboren datos para su tranquilidad.
Que así las cosas, es necesario ajustar la pobre exigencia que regía hasta entonces para dicha materia y evitar que sigan ocurriendo en Chile dichos sucesos. Por otro lado, los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte de niños de 0 a 14 años en Chile. Teniendo como antecedente, que en nuestro país, el año 2013 fallecieron 63 niños menores de 12 años en accidentes de tránsito y quedaron 5.130 lesionados. El 54% de los niños fallecidos y el 70% de los lesionados, eran pasajeros.
Por lo que, más allá de la crítica popular y bien recibida por el descontento ciudadano, tratemos de aceptar las normas que sirven para nuestra sociedad, y respetemos el derecho a vivir en una comunidad ordenada, a la que tanto añoramos, en especial cuando miramos hacia el viejo continente o EEUU. Pido desde ya más consecuencia y más respecto del cumplimiento de las obligaciones, así como nos gusta exigir derechos.
Hoy, me parecen más que acertadas las palabras de la nueva ministra de Transportes y Telecomunicaciones, que señaló que lo que falta para mejorar el Transantiago, "es un cambio cultural".
Eduardo Lara Aguayo, licenciado en Derecho
Síndrome de Down
La Organización de Naciones Unidas declaró el 21 de marzo como el día Mundial del Síndrome de Down, fecha para la cual se invita a todos los estados miembros de la ONU, organizaciones internacionales, sociedad civil, ONG´s y el sector privado, a reflexionar, entendiendo que esta sociedad es diversa y que debemos pensar sobre qué espacio tienen estas personas en el mundo actual. Como Fundación Down UP!, organización formada por familias con hijos/as con Síndrome de Down, queremos hacer un llamado a Chile, un país que avanza hacia el desarrollo y crecimiento, y como tal, debe saber respetar los derechos de todos los integrantes de la sociedad. Como padres, estamos seguros de que nuestros hijos/as sí tienen un rol en esta sociedad. No son niños "enfermos", tienen una condición diferente. Son capaces de aprender como otros, tienen muchas habilidades, pero también hay cosas que les cuestan, como a todos. Sólo tienen un ritmo distinto, no todo es inmediato y eso es una virtud, en este mundo acelerado que vivimos, donde lo efectivo y "perfecto" no siempre es sinónimo de lo bueno. Somos testigos objetivos que pueden terminar cada misión que se les entrega, con compromiso, responsabilidad y agradecidos de la oportunidad; valores que hoy se están perdiendo. Por lo mismo, estamos seguros que esta sociedad necesita de nuestros niños, jóvenes y adultos con Síndrome de Down. No tienen límites, no seamos nosotros los responsables de colocar las barreras en su camino y limitar sus capacidades. La diversidad existe y es importante y necesario darle el espacio a cada uno. A ti, ciudadano de nuestro hermoso país, te invitamos no solo a respetar, sino también a valorar la diversidad. #unidosporlaexperienciaup @fundaciondownup.
Andrea Allamand Puratic, directora, Fundación Down Up!
¿Sociedad enferma?
Toda creación humana sufre las mismas etapas de vida del ser humano. Nace, crece, se desarrolla, se debilita, enferma, sana, envejece y con el tiempo muere. Sin pesimismo o exageración, Chile padece de una enfermedad grave de difícil tratamiento. Si fuera solo la enfermedad recesiva económica, no sería tan preocupante, porque el remedio consistiría en apretarse el cinturón y facilitar recursos para emprender, pero desafortunadamente el virus amoral y deshonesto está distribuido en todo el cuerpo de la sociedad, como lo vemos diariamente en las noticias que tienen que ver con la delincuencia, las drogas, las estafas, las colusiones, los crímenes, los cohechos, los actos terroristas, las acusaciones infundadas, la defensa de DD.HH. a conveniencia, etc. Los candidatos ofrecen diversos tratamientos, pero ocultan que es un proceso largo y generacional, en el sentido que solo se sana en nuevas generaciones educadas en la ética y moral del bien común y el respeto mutuo. Ojalá no sea terminal.
Marcos Concha Valencia