Juan Pedro Peña
Julianne Bowe pasó del anonimato que acostumbran los amantes del pedestrismo a ser protagonista de una postal del último Maratón de Boston (EE.UU.) 2017, al cruzar la meta sujetada por dos deportistas que como ella buscaban terminar el duro desafío de los 42 kilómetros 195 metros.
Uno de sus escoltas era escocés, mientras el de la izquierda -en la imagen principal- fue el corredor senior del Club Santiago Runner, domiciliado en Villarrica, quien acostumbra a entrenar en Pucón y quien durante 30 años vivió en Angol, el técnico agrícola, Mario Vargas (27 de julio de 1950).
Recuperándose
Aún en los Estados Unidos, recuperándose del desafío callejero norteamericano y aprovechando de visitar a uno de sus dos hijos angolinos, este deportista comentó a El Austral que "eso me va a acompañar durante mucho tiempo. Hay experiencias que son inolvidables y, a pesar de que yo tengo 29 maratones, algunas son especiales y ésta fue particular porque ha sido una de las que menos competitivas, pero me tocó esta otra parte, ayudar a otros corredores y ayudarlos en su idea de cruzar la meta a como diera lugar".
- ¿Usted es muy competitivo, pero en Boston le pasó la cuenta el calor?
- Sí, ¡cómo no voy a ser competitivo! Tengo el récord de Chile en las cuatro distancias que corro, que son 5 mil, 10 mil, 21 y 42 kilómetros en mi categoría. También tengo récord sudamericano en los 10 mil y 21. He sido campeón de Chile ya no sé cuántas veces, también a nivel sudamericano. He sido campeón mundial en dos oportunidades, medalla de bronce en otro y siempre he ido al podio. En las maratones también, gané dos en Canadá, antes en Escocia, en Edimburgo, gané Nueva York en 2015 y en esta de Boston debiera haber ganado, porque tenía 12 minutos de ventaja con el que me seguía en mi serie, eso eran 3 kilómetros. Todo lo que cuento te demuestra que soy competitivo, pero ahora el calor me la ganó. Se terminó corriendo con 34 grados y yo entreno en Pucón, donde el máximo de temperatura son 24 grados. O sea, si seguía el ritmo me reventaba.
"ilógica" deportiva
- ¿Su gesto no es tan habitual en este tipo de instancias?
- Probablemente no, porque la gente pasa y todos saben que si alguien cae aparecerán personas que las van a sacar. Pero aquí alguien se cae y trata de pararse para volver a dar pelea. Si bien es ilógico, sí lo tiene desde lo valórico porque esa persona no tiene nada más que hacer, está destrozada, está fuera de competencia, pero tiene el temple y el valor. La pasión por tratar de cumplir y llegar a la meta, eso es emocionante, es sublime, es ilógico, pero habla muy bien de la persistencia del ser humano. Eso merece que lo ayuden y así lo hice yo. No podía quedar impasible y ver la voluntad de una persona contra toda posibilidad por obtener un buen resultado.
- ¿Usted cómo se vincula con la Región?
- Yo he vivido gran parte de mi vida en La Araucanía. Hasta los 20 años viví en Santiago y ahí me vine a estudiar a la Universidad de Chile de Temuco (hoy Ufro). Ahí conocí a mi señora estudiando Tecnología Agrícola (Julia Ríos). Nos casamos y me fui a trabajar al Banco Estado. Por un año me fui a Calbuco y de ahí a Angol, siempre en el banco. Ahí hice gran parte de mi vida, nacieron mis dos hijos y yo terminé mi periodo laboral en Angol, cumplí 30 años de trabajo, jubilé y me fui a Pucón. Ahí armé mi cuartel de invierno y es en donde estamos ahora con mi señora. Toda mi vida he estado conectado con la zona.
Orígenes
- ¿Se hizo deportista tardíamente en términos de edad?
- Yo jugué fútbol amateur durante 30 años, me desilusioné porque encontré que había mucha falta de lealtad, mucho lesionar al rival y no me gustó. Siempre tuve la idea de explorar en el atletismo, porque supuestamente es una actividad de valores más puros y representa la esencia del olimpismo en el deporte. Mi biotipo parecía ser de fondista y empecé a los 50 años a explorar esta veta y mientras muchos piensan que desde el punto de vista físico no hay qué mejorar y se sientan en un sillón a ver pasar la vida, yo no tenía esa intención. Quería potenciarme e ir a buscar las cosas buenas que nos tiene la vida y a eso dediqué toda mi energía. Llevo 15 o 16 años y debo haber estado 10 años fracaso tras fracaso. Era malo, hacía 4 horas y media en maratón, lo que es malísimo. Terminé en los primeros auxilios, porque era un colapso completo. Por esa actitud es que recojo a esta persona en la calle. Yo quería levantarme, porfiado soy, y decía que en algún momento tenía que controlar la prueba. Después empecé a aprender y coincide que un maratonista, durante 10 años, puede conseguir su mejor rendimiento. Ahora, donde voy, gano. No hay nadie que me gane en mi categoría. Eso, hasta ahora. Por eso, lo que me pasó en Boston me sirve para replantearme y volver a entrenar para recuperar nuevos bríos.
- ¿Su próximo desafío?
- Buena pregunta. Por lo general un maratonista, después que cruza la meta, no piensa en una próxima carrera, sino sólo en descansar porque queda muy maltrecho. Pero el próximo año hay un hito fijo que es ir al Mundial de Málaga, en España. Mi desafío es ir a ser campeón mundial en tres disciplinas (5, 10 y 21K) y voy a entrenar para conseguir tres oros.
"La pasión por tratar de cumplir y llegar a la meta, eso es emocionante, es sublime, es ilógico, pero habla muy bien de la persistencia del ser humano. Eso merece que lo ayuden"."
años de edad tiene el corredor senior instalado en Villarrica, que entrena en Pucón, trabajó en Angol y corre por el mundo. 67
volverá a las andanzas competitivas Mario Vargas. Será en el Mundial de largas distancias a realizarse en Málaga, España. 2018