Héctor Ochoa Mardones
Claudia Huaiquimilla crece entre Lawan, comunidad ubicada en San José de la Mariquina, en la Región de Los Ríos, y Santiago. Realidad que atraviesa su primer largometraje, "Mala junta", el cual se estrena hoy -y que permanecerá en cartelera hasta el 17 de mayo-, con funciones a las 20:20 y a las 22:30 horas, en el Cineplanet de Temuco.
"Faltan relatos que nos hagan recordar nuestra humanidad y el ponerse en el lugar del otro. Y eso es a lo que apela esta película", cuenta la directora de cine de la Universidad Católica, quien decide grabar la cinta en su comunidad de origen, cuyos integrantes colaboran dando vida a escenarios, ritos y atmósferas que traspasan la pantalla grande.
"Mala junta" cuenta la historia de Tano (Andrew Bargsted), un joven que llega a vivir al sur de Chile para no ingresar al Sename, y Cheo (Eliseo Fernández), un muchacho tímido que es acosado por sus compañeros de curso por ser mapuche. Un cinta, que en medio del conflicto, habla sobre la búsqueda de la propia identidad.
-¿Cómo nace "Mala junta"?
-La película nace en respuesta a las etiquetas que suelen poner los padres a los adolescentes que consideran como "malas juntas" para sus hijos. Hice esta película pensando en hablar de eso, de que todos somos mucho más que las etiquetas que la sociedad nos impone y la idea es que el espectador, poniéndose en los pies de niños que generalmente son marginados, pueda entenderlos y acompañarlos en una película que implica un viaje de crecimiento.
-¿Siente que la película le da voz a los niños marginados de Chile y Wallmapu?
-Siento que es una película súper inclusiva y que a pesar de que los personajes son un niño del Sename y un niño mapuche, no da voz solamente los mapuches, sino que a muchas personas que no se sienten integradas en los discursos oficiales, porque en Chile sufrimos de mucha frustración, sentimos que nadie nos escucha y también se imponen modelos, en los cuales -generalmente- no calzamos. Es una película que busca dar voz a muchas personas más allá de que sean mapuches o no.
-¿Por qué eligió San José de la Mariquina para rodar la película?
-Básicamente porque es una película que nos costó bastante hacer desde el financiamiento oficial. Creo que el hecho de retratar una adolescencia conflictiva en un contexto social y político complejo, hizo ver que la película podía ser aburrida, panfletaria. Sin embargo, contamos con el apoyo comunitario, que tiene que ver con nuestros amigos, familia, municipalidad y vecinos, entonces optamos por hacer una película en base a lo que teníamos. Tenía la necesidad de contar esta historia con los recursos que tenía a mano.
Testimonios
-¿De qué manera sus textos visuales dan cuenta de una realidad que se vive a diario en las comunidades de Wallmapu?
-Para esta película no solamente me basé en mi experiencia siendo una joven mapuche, sino que leí muchos testimonios de niños y adolescentes mapuches de distintas zonas, tanto de Santiago como del sur, y en la película construimos el personaje de Cheo en base a muchas de las cosas que retrataron estos niños y creo que cualquier chileno que no sepa nada del mundo mapuche, que tampoco sepa nada del conflicto social o político que se habla, puede entender y ver qué es lo que está sucediendo en las comunidades más allá de su color político, porque la película retrata lo que le está pasando a un niño y cómo ve él lo que ocurre en su cotidiano siendo mapuche. Entonces creo que también es muy inclusivo, muy democrático, más allá de tu tendencia política.
-¿A qué apela la cinta?
-Apela a que la audiencia conozca a dos personajes que la sociedad mira de una manera, pero que nosotros tendremos un acceso privilegiado, ya que a pesar de que ponen una barrera, vamos a viajar con ellos y vamos a ver que finalmente son niños, que son vulnerables y que son muy honorables también, y que en el fondo está en juego la lealtad y valores humanos, que es lo más importante de la película. Apela a que aceptemos la diversidad y a pesar de las disfuncionalidades nosotros también podamos generar nuevos modelos de amistad o de familia.
-¿Cómo reaccionaron las personas de la comunidad?
-Para mí fue muy bonito el comentario en el estreno porque dijeron que por primera vez se sintieron retratados de manera digna y con un sur real que no es la postal que se intenta vender para afuera o a veces este lugar lleno de violencia que intentan vender los medios, sino un sur cotidiano, en el que cualquier chileno se puede sentir identificado, porque no es otro país, es parte del mismo Chile.
-Su padre es mapuche y su madre es chilena, ¿cómo influyó esto en su manera de ver el mundo?
-Influyó mucho y puse mucho de eso en Tano, este niño del Sename que viaja al sur y que no tiene idea del conflicto. Finalmente él va a terminar identificándose y encontrando un lugar al cual pertenecer. Porque, somos muchos los chilenos que buscamos nuestro origen en otro lado y en realidad está más cerca de lo que creemos. Me reconozco y me siento orgullosa de ser mapuche y de entender a nuestra gente y nuestra cultura.
Andrew y eliseo
-¿Cómo fue dirigir a Andrew y Eliseo?
-La verdad fue un placer trabajar con ambos, porque yo construí dos personajes en un guión y tuve un instinto de que ellos deberían ser los protagonistas a pesar de que me dijeron que no lo fueran. Pero, me alegro haber seguido esta porfía y agradezco mucho el espacio de construcción conjunta que tuvimos los tres, porque en el diálogo construimos esta relación de amistad tan bonita. Estoy honrada de haber sido parte de sus inicios y ellos también del mío.
"Creo que retratar una adolescencia conflictiva en un contexto social y político complejo, hizo ver que la película podía ser aburrida, panfletaria". "En Chile sufrimos de mucha frustración, sentimos que nadie nos escucha y también se imponen modelos, en los cuales -generalmente- no calzamos"."
días permanecerá en la cartelera de Cineplanet de Temuco la película "Mala junta". 7
minutos dura el primer largometraje de Claudia Huaiquimilla, rodado en su comunidad. 120