El 30 de diciembre pasado, Damaris Carrillo (19) estaba ansiosa por irse a su casa, en Melipeuco. Después de dar el último examen del año en la universidad, enfrentaba el viaje con la tranquilidad de haber terminado bien el año. Por un infortunio, perdió el bus para el que había sacado su pasaje esa tarde, así que no le quedó otra opción que abordar la primera salida disponible para el día siguiente.
A Damaris le habían robado el celular unos días antes, así que ese sábado tuvo que ingeniárselas para avisarle a su mamá que llegaría a la Villa Los Jardines a eso de las 12, para que la esperara con almuerzo. Se subió a la máquina N°110 de la empresa Nar-Bus a las nueve de la mañana y se quedó dormida, con la confianza de llegar a pasar el Año Nuevo junto a su familia. Cuando despertó, de golpe, su vida cambió para siempre.
"Iba durmiendo, y entre el sueño, siento que el bus se desliza hacia la derecha, después a la izquierda y de ahí se vuelca. Se dio vuelta tres veces. Quedé tendida, solo veía el suelo y el pasto que entraba por los vidrios del bus", relata Damaris, que fue la más grave de los 27 pasajeros lesionados en el volcamiento, ocurrido en el kilómetro 8 de la ruta entre Padre Las Casas y Cunco.
Grave lesión
Debido al impacto, Damaris resultó con una grave lesión en su columna que la mantuvo un mes internada en la Unidad de Neurocirugía del Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco. Allí, finalmente le confirmaron que la lesión le provocó paraplejia.
"Fue un cambio radical, de un día para otro. Hacía de todo, estudiaba, era bombera... y ahora, estoy en mi casa, congelé mis estudios y ya no hago nada de eso. Todo lo que hacía, ya no lo puedo hacer", lamenta.
La Primera Compañía de Melipeuco fue su segunda casa desde cuando tenía 15 años. "Desde muy chiquitita decía que le gustaría ser bombera. Le gusta ayudar a la gente. De hecho, cuando se volcó el bus, lo primero que quiso fue intentar salvar a la demás gente del bus", relata su madre, Pilar Samaniego.
"Ahora, cuando escucho la sirena me vuelve la adrenalina, pero después se apagan todas esas ganas de salir corriendo al incendio y ayudar a las personas", asegura la joven que estudiaba Ingeniería en Prevención de Riesgos en la Universidad Católica de Temuco.
Traslado a imperial
Durante todo el mes en que Damaris estuvo internada en la capital regional, la familia debió recurrir a la caridad para solventar los gastos. Lo anterior, ya que su padre, el principal proveedor de recursos para el hogar, perdió su fuente laboral en Puerto Montt.
El 1 de febrero, la joven fue trasladada al Hospital de Nueva Imperial, lo que agravó aún más la situación de la familia, también compuesta por un hijo menor, de 8 años.
"En el sur trabajaba en construcción, en obra gruesa. Acá me han ofrecido pega, pero el drama es que yo no puedo trabajar con horario, porque debo traerla casi todos los días a la Teletón, para su tratamiento", dice Carlos Carrillo, padre de Damaris.
Negligencia
Ayer al mediodía, el conductor del bus Nar-Bus que volcó fue formalizado por cuasidelito de lesiones graves gravísimas, quedando en libertad, pero con firma mensual y arraigo nacional, por los tres meses que dure la investigación. Pero la familia no busca que la justicia condene a cárcel al jubilado de 73 años que conducía el bus, a quien la familia y Damaris conocía desde muy pequeña.
"Interpusimos una querella contra quienes resulten responsables (...) para que se determine la responsabilidades que la empresa pudiera tener (...) una vez que se agote la instancia de investigación penal, estamos analizando una demanda de indemnización de perjuicio", anunció el abogado representante de la familia, Alejandro Zúñiga.
"Más que el chofer, la empresa es la que tiene que pagar por lo responsabilidad. Era un bus muy antiguo que quizás ni tenía las mantenciones adecuadas. A él (chofer) lo conocía, lo saludaba cada vez que me subía al bus para ir a mi casa, y verlo ahora sentado en el tribunal, con tanto miedo a la edad que tiene, da pena", expresa Damaris.
Por ahora, la familia vive en Nueva Imperial, arriendo que es pagado por un familiar y por los pequeños trabajos remunerados del padre. En tanto, la madre no pierde la fe en que Damaris vuelva a caminar. "Hay que juntar platita y viajar a Santiago para llevar papeles al hospital Félix Bulnes, allá hay una esperanza y mientras tengamos fe, todo es posible", dice emocionada Pilar Samaniego.
"Quiero que se haga justicia con lo que me ocurrió, porque yo no voy a volver a ser la misma de antes".
Damaris Carrillo,, joven bombera accidentada"