Camilo Garrido
¿Cómo recuerda su infancia? ¿fue un recuerdo grato? Raúl es un adolescente de 19 años que tiene temor a represalias, por lo que pidió ocultar su verdadera identidad. Su temor está fundado por el hecho de divulgar por primera vez en público los recuerdos de su propia infancia: su vida al cuidado de hogares pertenecientes al Servicio Nacional de Menores (Sename) en la ciudad de Temuco.
El adolescente, junto al abogado Diego Belmar, presentará la próxima semana una demanda civil contra el Estado por los perjuicios que sufrió y que relató al Diario El Austral.
Raúl intenta superar su pasado con trabajo en el comercio y el cuidado de su hijo de casi dos años, pero espera que otros jóvenes que él conoce y que sufrieron lo mismo que él, tengan el valor de contar su versión.
-¿Cómo llegó a un hogar?
-Cuando tenía meses, como lo averigué en mi ficha clínica, fui trasladado a un hogar. Me trasladaron desde un hospital porque mi papá era alcohólico y a mi mamá la conocí recién el año 2010. (...) Luego yo fui trasladado el año 2004 al hogar que se llama Residencia Francisco Valdés, en Prieto Sur. Es más conocida como Fundación Mi Casa 1. Ahí empecé a vivir violencia sicológica y física. A mí me marcó este tema porque marcó mi infancia y es como volverlo a vivir.
-¿Cuándo ocurrieron los primeros abusos?
-Cuando yo sólo tenía alrededor de 5 años fue la primera vez que abusaron de mí. El que me abusó era más grande que yo, vivía ahí mismo en el hogar. No sé por cuántos años de diferencia, pero su nombre me marcó. Yo le informé esto a una educadora del hogar, pero ella nunca hizo nada. Ella sabía lo que me pasaba, pero se burlaba, me amenazaba de que si yo decía algo me iban a pegar. Me insultaban e igual seguían los mismos abusos porque yo informaba de todo esto.
-¿Lo medicaban?
-Al cumplir seis años, me llevaron al neurólogo, donde le dijeron que yo era violento. Inventaron eso para darme medicamentos fuertes, los cuales me mantenían drogado. Todo el día dormía. No me los quería tomar, pero me hacían presión en la nariz. Me obligaban a tomármelos. Me acuerdo que uno se llamaba Epirona, y ese es muy fuerte. Ni siquiera iba al colegio por lo mismo, porque el sueño me ganaba. Cumplí 7 años y volví a ser abusado por el mismo joven. Me abusaba dos o tres veces a la semana y nadie hacía nada. Lo hacía en un gimnasio que había en el lugar y me pegaba. Me dejaba marcas.
-¿Esto pasaba en algún otro lugar?
-A veces ahí mismo donde dormía yo. Compartíamos (una pieza) entre cuatro pero ellos igual eran abusados por los más grandes. Yo veía todo, y a mí me dolía mucho.
-¿Qué pasó con su papá?
-Mi hermano le dijo a mi papá que me violaron. Como tenía problemas con el alcohol, fue curado a alegar, pero por el mismo tema que me sucedió, mi papá me amenazaba y me pegaba. Él me rechazó. Eso también marcó mucho mi infancia.
-¿Y qué hicieron con él?
-No lo tomaron en cuenta. Le echaron a Carabineros y pusieron una orden de alejamiento hacia mí. Cuando cumplí 17 años, la levanté. Fui al tribunal y exigí verlo. Yo me arrancaba, me iba a la calle y ahí caí en el vicio, a los 7 años. Fumaba cigarros, me volaba con la bencina, me daban hartos tipos de alcohol.
-¿Vio algún abuso de un adulto?
-A la edad de 8 años, vi que un educador abusó de un niño. Él (su compañero) igual quiso hacer algo, pero nunca lo respaldaron. Le bajó los pantalones y lo violó. Él no quiere denunciar esto. Tiene miedo.
-¿Tuvo alguna oportunidad de denunciar todo esto?
-Cuando cumplí 10 años fui al tribunal de Familia de San Martín, pero no me creyeron. Me dijeron que no podían denunciar esto, porque yo era menor.
-¿Por qué cuenta esto?
-Me aburrí de callar. Quiero que se haga justicia como corresponde, porque cuando yo fui a la Fiscalía, ellos cerraron la causa por falta de pruebas. La archivaron y no supe más de la causa. Es hora ya que salga la verdad a la luz.
"Mi papá fue curado a alegar, pero por el mismo tema que me sucedió, me amenazaba y me pegaba. Él me rechazó. Eso también marcó mucho mi infancia". "Cuando cumplí 10 años fui al tribunal de Familia de San Martín, pero no me creyeron. Me dijeron que no podían denunciar esto, porque yo era menor"."
La clave "M"
"Los educadores manejaban radios, y esa clave es como para decir que alguien está siendo un problema. Ellos aplicaban esa clave y ahí llegaban educadores de otras casas, de los que cuidaban a los más grandes, y nos agredían. A mí me pegaban y me pisaban la cara. Nos dejaban moretones. Me mantenían encerrado en una pieza, encerrado bajo llave. El año 2010, tenía 13, Ya me había aburrido (de todo) y ese mismo año había sido abusado por otro joven. Un educador llamado Alejandro intentó abusar de mí. Traté de defenderme, y él aplicó la clave M".