Isabel Farías Meyer
Como toda una tradición, la Corporación del Niño Leucémico (Conile) celebra las Fiestas Patrias en conjunto con la comunidad dispuesta a disfrutar del compás de la cueca, lo dulce de los pajaritos y lo simple y divertido de la popular carrera de sacos.
Y es precisamente en ese ambiente donde Margarita Troncoso, directora de Conile, fundación que acoge a los niños con leucemia y sus tutores en la casa y que incluso costea los medicamentos para los tratamientos que las Garantías Explícitas en Salud (GES) no cubre, explica qué tan importante son las Fiestas Patrias, celebraciones que, según recalca, "son más allá de lo que se ve".
"Los niños durante todo el año se preguntan 'cuándo es el 18 de Conile', principalmente porque este tipo de encuentros les permite ver a sus hermanos, padres y cercanos que muchas veces, por los tratamientos, pierden un poco el contacto", comenta Troncoso, quien detalla que la austeridad y sencillez es el "sello de cada una de nuestras celebraciones". Lo importante, dice, es que los niños (que actualmente son 142 que reciben la ayuda social) se acercan a su país con la música y comida típica.
"Nosotros nos precupamos que ellos puedan disfrutar, resguardando su seguridad en cada uno de los juegos", agrega Troncoso, quien invita a que las personas se acerquen a la casa en Blanco 527 para que puedan colaborar y conocer el trabajo de la corporación.
Apoyo
La psicóloga de Conile, María Jesús Carrasco, recalca que "como los niños pasan durante un periodo no corto aislados por sus terapias, es primordial que en momentos del año ellos tengan otro tipo de actividades, que salgan de su rutina".
Carrasco comenta que los niños que llegan al centro, en un comienzo reciben tratamiento psicológico de un mes para que enfrenten su condición y luego, se realiza un trabajo con los padres para que "ellos también comprendan lo que viven sus hijos".
Una de las madres presentes en la fonda de la Corporación, es Lidia Cariñanco (41), mamá del pequeño Bastián Chincoler de tres años y 10 meses; quien padece Leucemia Linfoblástica aguda (LLA) y que hace seis meses llegó a Conile.
"Yo tuve que dejar a otra hija en la casa para venir a quedarme con él. Por eso es que agradezco estos encuentros porque permiten, por un lado, que el niño se ría, decore la casa, cante y, por otro, que los chicos vean a sus familiares", dice Cariñanco, mientas su hijo - sonríe y aplaude con las cuecas deciocheras.