Concurrí a una institución de estudios en donde se desarrolló el tema "Calidad de vida" mirado levemente desde el punto de vista mundial y fundamentalmente de lo local (Chile). Durante la exposición me dí cuenta que la materia tratada era demasiado profunda y el horizonte de conclusiones se veía muy difícil de alcanzar.
En el plano planetario golpea la realidad saber que cerca de mil millones de seres humanos no tienen asegurada alimentación y cientos de miles mueren de hambre y ello ocurre en las narices del siglo de la más grande revolución científica y tecnológica de la humanidad.
Mirando nuestra realidad se argumentó que para conseguir esa condición debía existir una distribución equitativa y más justa de la riqueza... ¿en Chile se dan esas condiciones?
El 1% es dueño del 33% de la riqueza total de la nación, y el 10% de casi el 66%. Más de 16 millones miran desde lejos y eso que estamos hablando en esa calidad de educación buena, salud de calidad, igualdad ante la ley, protección y desarrollo de nuestros jóvenes cualesquiera sea su condición social,de los adultos mayores abandonados.
Una cifra que da escalofríos en nuestro país: solamente 16 mil niños son responsables de la mayor cantidad de delitos, faltas y su inmensa mayoría sufre de lesiones mentales. Ante ello el Estado les proporciona el Sename, una escuela para desarrollar mejor el delito.
En este plano de la "calidad de la vida" no se dice cuál es la cifra que la merece (todos, una gran mayoría, unos pocos) y se fundamenta que el remedio debe ser ofrecer una buena educación. Pero algo suena bajo los puentes porque algo así como el 32 % concurre a la educación fiscal que es responsabilidad del Estado en su acceso y calidad y el resto lo hace en la educación pagada subvencionada o directamente en la pagada totalmente como el Nido de Águilas en Santiago.
En esta cuestionable sinceridad de la búsqueda de calidad de vida, la mayor cantidad de faltas y delitos las cometen niños entre los 13 y 18 años de edad y los de connotación criminal hasta los 23 años.
El 60% de los escolares hasta cuarto año medio consume alcohol y drogas lo que influye en sus rendimientos. Está demás que argumente que ellos vienen de los sectores más pobres. Estamos en un país que busca legalizar la marihuana, su cultivo y su consumo reacreacional.
Perdonen que les diga que el final de la charla me dejó un sabor amargo por la utopía de los análisis que contrastan con la realidad diaria en que tenemos.
Roberto Muñoz Barra exsenador, presidente Instituto Estudios Públicos Social Demócrata