"Sonó un estruendo gigantesco, tremendo... cuando salí, la llamarada era gigantesca y estaba al medio de todas las casas. No atiné a nada más que despertar a mi señora, a mi hijo y salir, tal como estábamos. No alcanzamos a rescatar nada". Eso es lo que Jorge Alvear (61), recuerda sobre los momentos en que inició el incendio que redujo a cenizas la casa en la que vivía en Vilcún.
Alvear, que dedica sus días a hacer muebles con un toque artesanal, fue uno de los 13 damnificados que dejó un incendio registrado en horas de la madrugada de este viernes en calles Rupanco y Prados de Mendoza, a dos cuadras de la calle principal de la ciudad.
"Se nos quemó todo. No alcanzamos a sacar nada. Quedamos con lo puesto", dice justo cuando su relato es interrumpido por un hombre que, con lágrimas en los ojos, lo mira y le estrecha la mano. "Te mandan saludos y harta fuerza los viejos de allá arriba", le dice, refiriéndose a sus parientes de Cherquenco hacia la montaña. La entrevista se detiene para que ambos se fundan en un abrazo de amistad.
La emergencia
El siniestro se declaró a eso de las cuatro de la madrugada de ayer y, pese a la magnitud, no dejó personas lesionadas.
Las seis casas arrasadas por completo eran, en su mayoría, de madera y lata. Ambos constituyen materiales ligeros que propiciaron el rápido avance antes de que llegaran las primeras unidades de Bomberos.
Reiniero Sepúlveda, el único vecino de la cuadra que logró evitar que las llamas llegaran a su casa, relató a El Austral que cuando despertó y miró hacia la casa de su vecino, "el fuego ya tenía dos casas ardiendo enteras".
"Nosotros calculamos que en diez minutos ya estaba todo abajo", lamentó.
En el incendio, una de las cinco familias damnificadas perdió dos perras, que no lograron escapar de las llamas, y dos vehículos. Uno de ellos había sido adquirido el mismo día, relataron testigos.
Bomberos realizará peritajes para determinar las causas, aunque los vecinos sospechan una posible falla eléctrica en una ampliación.