El 18 de septiembre pasado, Sheina Rivas (17) y sus padres llegaron desde Venezuela a Chile. Después de acreditar los ramos cursados en su Maracaibo natal, completó la enseñanza media y logró un buen puntaje en la PSU, lo que le permitió ingresar a estudiar Bioquímica.
Los pastos y los pasillos de la Universidad de La Frontera (Ufro) comenzaron a ser parte de su vida cotidiana desde de la semana pasada, cuando inició oficialmente sus clases y conoció a sus compañeros. Fueron ellos mismos los que le advirtieron que se preparara porque cuando llegaran los del curso superior, pasaría algo que quizás no le gustaría.
"Desde el primer día empezaron a acordarse del mechoneo y como yo no sabía, me explicaron de qué se trataba y me dieron tips de cosas para hacer, como no oponer mucha resistencia, porque si no se puede peor", comenta la joven venezolana.
"Entendí que la idea era ceder para pasarlo bien y prepararse en el sentido de venir con ropa mala, porque la iban a romper. Ahora en la mañana (ayer), nos echaron salsa de tomate, mostaza, manjar, harina... al principio quedé como 'ay qué asco' pero después vi que el grupo del curso se une y así nos conocemos más, así que es entretenido", relata.
Costumbre en retroceso
La nueva estudiante vivió el mechoneo con cierto grado de desventaja en cuanto a lo que sabía respecto a la "costumbre" con la que se recibe a los nuevos estudiantes universitarios.
Pero entre los chilenos, que saben que al entrar a algunas universidad están expuestos a recibir líquidos, cremas y hasta sólidos de dudosa procedencia, existe cierto consenso en el sentido que el mechoneo ha disminuido en intensidad debido a "un cambio de mentalidad" de los nuevos alumnos de las casas de educación superior.
"Este año era que el que quería, se dejaba mechonear. Y el que no quería, se podía ir. Siento que el mechoneo de este año no fue tan complicado como el que se hacía hace años", opina Tiare Ortega (18), compañera de Sheina en Bioquímica Ufro.
Hay carreras que han tomado postura oficial de rechazo al mechoneo, como Derecho en la Universidad Católica de Temuco (UCT) y Periodismo en la Ufro, que informaron oficialmente a las autoridades académicas que no se plegarán a la costumbre.
"Nos parece contradictorio ejercer violencia y opresión cuando es eso lo que tanto criticamos como estudiantes", considera Ignacio Hernández, presidente del Centro de Estudiantes de Periodismo Ufro, admitiendo que a pesar de aquella postura oficial como centro de estudiantes, hubo estudiantes que organizaron un mechoneo minoritario en la carrera.
Las posturas oficiales
Este año, tanto la Ufro como la UCT han organizado campañas comunicacionales en las que, por medio de afiches y posteos en redes sociales, se hace un llamado realizar mechoneos "amistosos" o bien, derechamente, no realizar actividades que puedan "atentar contra la dignidad y los derechos de los mechones".
"Hay ciertas pruebas de los mechoneos que van en contra de los principios y valores de los nuevos estudiantes. Somos una universidad que custodia los derechos y por lo mismo, como no queremos vejaciones, hemos incentivado iniciativas que vayan orientadas a la responsabilidad social y una bienvenida respetuosa", afirma Cristina Munro, jefa de la División de Orientación y Desarrollo Estudiantil de la Ufro.
"El mechoneo como costumbre está en retirada a nivel nacional, percibimos. Los nuevos estudiantes llegan con nuevas ideas, disminuyendo esta costumbre. En esa línea, como UCT estamos premiando con fondos económicos concretos, aquellas recepciones amigables y respetuosas", concluye Marcelo Flores, director general estudiantil de la UCT.
"Queremos que la experiencia de llegar a la universidad sea con un mechoneo sin vejaciones, con respeto por compañeros".
Cristina Munro, jefa Desarrollo Estudiantil Ufro"
pesos puede recibir un centro de estudiantes de una carrera de la UCT que presente una idea de "recepción innovadora". $150 mil