Carolina Torres Moraga
Las vacunas acompañan a los seres humanos durante gran parte del ciclo vital. Es así como la primera inmunización la reciben los recién nacidos en la propia maternidad contra la tuberculosis y sus formas diseminadas; mientras que de los 65 años en adelante, los adultos mayores deben ser inoculados con la vacuna neumocócica que los previene de una serie de enfermedades propias del paso de los años.
En el transcurso del tiempo, el Ministerio de Salud ha ido incorporando nuevas vacunas al Programa Nacional de Inmunizaciones, PNI, siendo una de las últimas la vacuna contra la hepatitis A para niños desde los 18 meses con una inversión de 1.787 millones de pesos para la adquisición de 255 mil dosis.
También, el año pasado se incluyó la vacuna contra la tos convulsiva o coqueluche para las embarazadas desde la semana 28 de gestación, beneficiando así directamente a quien recibe la vacuna y generando a la vez un efecto rebaño- colectivo ya que se evita la expansión de ciertas enfermedades infecciosas, siendo precisamente el principal objetivo del PNI.
"Las vacunas como intervención sanitaria, son una de las intervenciones más potentes y eficaces, previenen enfermedades discapacitantes, salvan y han salvado vidas a nivel nacional y mundial, de hecho después del agua potable son la segunda medida más eficiente en la historia de la salud pública", expresan desde el Instituto de Salud Pública, organismo que lleva adelante la farmacovigilancia en vacunas, siendo definidas estas últimas como "productos biológicos que al ser administrados en el organismo estimulan defensas contra infecciones específicas".
Compleja moda
Si bien Chile se ha caracterizado por tener altos estándares de vacunación, en el último tiempo la dañina moda "antivacunas", ha generado serias complicaciones debido a que la desinformación de los padres al resistirse a la vacunación de sus hijos, pone en serio riesgo la vida de los propios menores. De hecho se estima que al menos unas 650 mil personas no cuentan con inmunidad contra el virus del sarampión.
A la vez, la propia Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe), ha manifestado que si bien la disminución es mínima, "se debe a la información irresponsable que algunos grupos antivacunas han difundido, sobre sustos que no tienen ninguna base real".
Lo cierto es que las vacunas incluidas en el Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI) son obligatorias para los grupos poblacionales definidos en el mismo programa y no tienen costo, siendo administradas en los vacunatorios de los establecimientos de salud públicos y privados en convenio. Por ello, el llamado de los especialistas es a no restarse de esta acción preventiva, siendo importante que los padres lleven un registro de las vacunas de sus hijos, en un carné de salud del niño. Esto apoya al personal médico sobre las protecciones que ha recibido hasta el momento.