Justo cuando habían transcurrido los primeros 10 minutos del 24 de abril, el teléfono de contacto de Joel Cortés Rodríguez (53) sonó con insistencia y puso en alerta a la familia de madrugada. La llamada era del Hospital Regional Dr. Guillermo Grant de Concepción. Un donante había aparecido y se requería su presencia para hacer realidad el trasplante de corazón por el cual había permanecido durante un año en la lista nacional de pacientes prioritarios.
Una semana después de este "milagroso" episodio, la esposa de Joel, Herta Sanhueza, recuerda con emoción lo sucedido y confirma que este mecánico loncochense, con domicilio en Villarrica y padre de tres hijos, se recupera favorablemente en Concepción, ciudad hasta donde tuvo trasladar momentáneamente su residencia por razones médicas.
"A las 00 con 10 minutos de la madrugada le avisaron que había aparecido un donante compatible. Él ya estaba en concepción. Era uno de los requisitos que debía cumplir por si se presentaba la ocasión. La persona donante había sido diagnosticada con muerte cerebral casi doce horas antes y mi marido recibió su corazón", comenta.
Desde Villarrica, Herta Sanhueza recuerda que en el hospital se comentó que el caso de su marido se trataría del primer paciente en recibir un corazón este 2018 en dicho centro hospitalario, al menos el primer adulto de la lista de prioridades.
El donante, en este caso, fue una mujer de 34 años, una joven madre y esposa que había expresado en vida a su familia el deseo de donar sus órganos para prolongar la vida de otras personas, deseo que el núcleo familiar respetó a cabalidad.
Gracias a ese gesto humano se hizo la procuración de órganos respectiva. Hígado, riñones y un pulmón habrían sido derivados a Santiago, mientras que córneas y corazón se quedaron en la capital de la Región del Biobío.
Todo a favor
Hace poco más de dos años - explica Sanhueza - José Cortés Rodríguez fue diagnosticado con una miocardiopatía dilatada, insuficiencia cardíaca que lo tuvo complicado, en riesgo y que representó un largo camino para consolidar el trasplante que hoy le infunde nueva vida.
"Hace un año y medio él fue derivado desde Temuco a Concepción. Se le sometió a numerosos exámenes y durante mucho tiempo estuvo hospitalizado, y recién cuando lo estabilizaron fue ingresado a la lista nacional de trasplantes. Eso fue hace un año. Una vez que lo ingresaron a la lista le dijeron que podía esperar hasta dos años si su corazón soportaba la espera", comenta Herta Sanhueza, lo que no fue necesario, porque el "milagro" ocurrió mucho antes de lo previsto.
El mecánico loncochense, hasta la semana pasada, era la tercera prioridad país para un trasplante de corazón, pero las circunstancias y todas las condicionantes del caso se dieron a sur favor.
"El paciente que estaba con prioridad uno presentaba un edema pulmonar y, según nos informaron, en esas condiciones no procedía el trasplante. Y, lamentablemente, la persona con segunda prioridad habría fallecido hace un mes", agrega la esposa.
Una semana después, Cortés se recupera paulatinamente en Concepción, donde deberá permanecer los próximos cuatro meses antes de regresar con su familia a su domicilio en Villarrica.
Mientras esto ocurre, cuenta su señora, su hija mayor procura sus cuidados en la capital penquista.
Gratitud y ejemplo a seguir
Como un hecho sorprendente, califica Herta Sanhueza la donación que le permitió a Joel Cortés tener una nueva oportunidad, más cuando en 2018 ha bajado a menos de la mitad el volumen de donantes comparado con 2017, y cuando antes de él había otras dos personas y, en enseguida, otras cinco más que aún esperan una donación. "Nosotros - dice - estamos muy agradecidos de la familia de la donante, fue un gesto muy loable respetar su voluntad. Y nuestro agradecimiento no es ni un ápice de lo que ellos hicieron (...). Pero lo importante hoy es que las personas se motiven a donar y es crucial hacerlo saber a la familia, conversarlo, porque aquí todo cuenta, hasta los tejidos".