Una demanda por indemnización de daños y perjuicios contra el holding NarBus - IgiLlaima Internacional interpuso ayer la familia de Damaris Carrillo Samaniego (20), la joven bombera de Melipeuco que quedó parapléjica tras resultar lesionada en el volcamiento de un bus de dicha empresa en el camino a Cunco, el 31 de diciembre del 2016.
De acuerdo al documento ingresado ayer ante Juzgado Civil de Temuco, Damaris y su padre, Carlos Carrillo, exigen que la empresa regional de buses les costee los 17 millones 750 mil pesos que costó la atención y hospitalización inmediata tras el accidente, además de una compensación de $200 millones de pesos por daños físicos y psicológicos sufridos por Damaris.
A lo anterior, se suman indemnizaciones por $185 millones de pesos por los perjuicios familiares derivados de la cesantía del padre de la joven, quien tuvo que renunciar a su trabajo estable en Puerto Montt para cuidar a la joven que, el día del accidente, volvía a su casa tras rendir exámenes en su carrera de Prevención de Riesgos en la UCT.
Responsabilidad
Alejandro Zúñiga, el abogado que representa a la familia de la joven oriunda de Melipeuco, añade que a los requerimientos económicos anteriores se agrega una pensión mensual de 20 U.F. para cubrir "los costos de medicamentos, implementos, transporte y gastos de insumos con los que deberá correr de por vida a razón de las múltiples lesiones sufridas en su columna".
Un informe elaborado por la Sección Investigadora de Accidentes de Tránsito (Siat) de Carabineros corroboró el volcamiento en el que Damaris resultó gravemente herida se debió derechamente a una negligencia del conductor, José Soto Ceballos (72), quien en enero recién pasado fue condenado con la suspensión de su licencia de conducir por un año, bajo el delito de lesiones graves-gravísimas.
Pero Damaris y la familia afectada sostienen que la empresa NarBus-IgiLlaima también tiene responsabilidad directa en el hecho, ya que el chofer era una persona con problemas de visión, el bus tenía más de 20 años de antigüedad y no tenía cinturones de seguridad, sumado a que circulaba con un exceso de pasajeros.
Por lo mismo, para Damaris, la demanda no es solo para obtener una reparación económica por el daño irreversible que sufrió, sino que "hacer justicia", a través de la empresa se haga cargo de una negligencia por la cual sufrirá consecuencias de por vida. "Los buses de esta empresa siguen teniendo accidentes parecidos y muchas personas siguen quedando heridas, sin que ellos (NarBus) se hagan responsables. Me da mucha pena de que como familia estemos enfrentando estos solos, porque ellos ni se acercaron ni nos ayudaron a costear siquiera la hospitalización", lamentó Damaris.
Sufrimiento y esperanza
Por estos días, la joven bombera está a la espera de seguir con tratamientos en el edificio Teletón de Temuco.
Las jornadas de terapia que tuvo en una clínica santiaguina se acabaron porque, según cuenta, cada mes de recuperación costaba más de un millón de pesos y, simplemente, el dinero -que había sido reunido a través de rifas, bingos y actividades realizadas a su beneficio por la familia y sus amigos bomberos- se acabó.
"Los médicos son muy tajantes y me dicen que recuperar la movilidad es imposible, pero también han descubierto que estoy recuperando sensibilidad de manera muy gradual. Esos cambios han ido variando y me dan esperanzas de seguir trabajando en rehabilitarme con más fuerza", relata Damaris.
"Dicen que la demanda puede llevar años... pero espero que llegue a buen puerto, por mi hija", concluye Carlos Carrillo, el padre de Damaris.
El Austral intentó tomar contacto con la empresa aludida, sin tener éxito, hasta el cierre de esta edición.
"Mis papás están cesantes. No pude seguir con tratamiento en Santiago porque se nos acabó la plata".
Damaris Carrillo,, joven bombera accidentada"