Ante el debate de una nueva Ley Tributaria, hay quienes se preguntan:¿Debemos pagar impuestos? ¿En qué medida? ¿Es justo pagar lo que me impone el sistema? ¿Podemos o debemos incumplir nuestros pagos?. Jesús afirma: "dar al César lo que es del César". El mismo Santo Tomás de Aquino enseña en la SummaTeológica: "No es lícito obedecer las leyes humanas… cuando la ley impone un gravamen injusto a los súbditos" (S.Th.,I-II, q.96, a.4 ad 2-3). Analizar el tema tributario desde la ética, implica situarlo dentro del campo de la Justicia.
Es obvio que los gobiernos tienen hacia los ciudadanos unas obligaciones éticas que demandan un régimen jurídico "justo", que garantice los derechos de cada uno de ellos. Algo tan obvio, no obstante, es cuestionado hoy en muchos países, pues la Justicia que fundamenta sus pilares en la verdad, no es -como debiera ser- el referente constante. Sí, en cambio, intereses parciales, y políticas de consenso que hacen que las leyes determinen lo que deba ser justo y bueno a conveniencia.
Por su parte, todo ciudadano debe también atender a las obligaciones morales que derivan de su condición de miembro de la sociedad, tanto en el cumplimiento de las leyes justas, como en la obligación de responder de modo positivo a los intereses de la vida pública.
La Justicia distributiva, en efecto, demanda el reconocimiento de los derechos que corresponden a cada ciudadano en la convivencia social. Garantizando que sea justo el reparto de cargas y privilegios, de ayudas y obligaciones que a cada miembro de la sociedad le son debidas. Es así que el Estado debe velar por su cumplimiento, y en los estados democráticos, los ciudadanos deben contar con recursos jurídicos para proteger y reclamar estos derechos.
Una tarea fundamental de todo Gobierno, en el ejercicio de esta justicia distributiva y que tiene especial relevancia por el tema tributario que nos ocupa sería la "justa distribución del bien común". Es decir, la justa distribución de cargas e impuestos de modo que se corresponda con la situación real económica de cada grupo social y no recaiga de un modo desigual. Y no podemos olvidar, la relevancia de la "promulgación de leyes justas", pues a esto se podría reducir la misión fundamental del Estado: legislar con justicia.
Héctor Vargas Bastidas Obispo de Temuco