Eduardo Henríquez O.

En 2005 el dominicano Destrudes Cuevas viaja hasta Buenos Aires con intenciones de hacer patria en Argentina, sin embargo, las cosas no se dan. La economía - dice - aún tambalea después del "Corralito" y una oportuna invitación de temuquenses para visitar Chile le cae como anillo al dedo. Al cruzar la cordillera se enamora del paisaje y la ciudad lo deja encantado, así que toma la decisión y se queda.

Hoy, con 13 años de permanencia en la capital de La Araucanía, este músico, técnico eléctrico y vocalista del grupo "Los Inmigrantes del Amor" comienza a hacer historia en Chile al atreverse a grabar su primera cueca, una canción original escrita por su puño y letra; la cual acaba de terminar de grabar junto a su grupo.

"Nosotros somos una banda de cumbia ranchera con apenas cinco meses en el medio nacional, y esta cueca es nuestro segundo single después de la canción 'Cuchi Chuchi'. La terminamos que grabar el viernes en el estudio de Sebastián Toledo, acordeonista de Los Peregrinos del Sur", explica Cuevas.

La canción es la versión corta y jocosa de una situación real que le sucedió a este dominicano-temuquense. Se trata de una experiencia personal fruto de la cual aprendió que no es bueno mezclar los "porotos con rienda" con la frescura de un "terremoto". "Para mí la mezcla fue como una bomba. Ese día andaba dejando la tendalada", recuerda Destrudes Cuevas, quien agrega que viniendo de la salsa y el merengue tuvo que ajustarse a la cuadratura de la cueca, que no deja espacios a la improvisación, pero que al final se acostumbró.

Aún inédita y en proceso de inscripción, la cueca recién debutaría en público ayer en la ciudad de Pitrufquén, donde Los Inmigrantes del Amor oficiarían como teloneros del grupo Amar Azul.

Es intención de la banda de cumbia ranchera introducir su cueca en las radioemisoras del país y llevarla a cuanto escenario y fonda puedan en estas Fiestas Patrias 2018.

Quince intensos días experimentó el coro Niños Cantores de La Araucanía durante la gira 2018 a ciudades de Brasil y Uruguay, experiencia que terminó esta semana y que mañana por la tarde los trae de vuelva a casa.

Así lo informó ayer el director artístico de la agrupación, Rubén Orellana Catalán, que resume como una tremenda experiencia lo vivido por sus pupilos en las semanas recién pasadas.

Emociones sobraron en escenarios convencionales y fuera de estos. Una de las más notables es la que ocurrió en la visita a la aldea de la tribu pataxoa, en el Amazonas, donde la cita se desarrolla al alero de una ruka gigante, comparten con personas de la comunidad y con estudiantes de escuelas púbicas indígenas.

La mayor sorpresa allí no fue poder observar y comparar los atractivos atuendos de ambos países, ya que el coro llevó algunos distintivos mapuches, sino darse cuenta que la traductora del lugar era una mujer mapuche que se mostró emocionada con lo que ocurría.

Lo último que hicieron los integrantes del coro fue tomar clases de canto en Uruguay y participar como único elenco en el cierre de un festival internacional.