Perquenco y la basura
La comuna de Perquenco en muchos lugares se ha presentado por ser una comuna ideal para el adulto mayor por su alto porcentaje y por las condiciones tranquilas. Con sus casi 8 mil habitantes, la cantidad de residuos que se generan al mes no son ni comparables a la inmensa cantidad de residuos de la comuna de Temuco.
Estimado Director, le comento que nuestra comuna si bien tiene y posee grandes condiciones para que las industrias puedan instalarse y así brindar trabajo a nuestra gente y que es necesario, pero no a cualquier empresa y menos una que nos convierta en basurero de la comuna de Temuco.
Hemos estado reunidos en Concejo Municipal con el encargado de proyectos de la Empresa WTE meses atrás, para conocer el proyecto que presentaron en la comuna de Lautaro, el cual me dejó mas dudas. Nos dieron a conocer las múltiples plantas que incluso se encuentran dentro de las ciudades instaladas y operando, argumentando miles de beneficios para nuestra zona.
El contrato solo abarcaba la basura de Temuco, en ningún momento solucionaba el problema de basura de Lautaro u otras comunas aledañas, solo se encarga de la capital regional. La WTE, la mayor desconfianza que me genera, al ser un tema tan sensible como la basura, no adscriba a ningún sistema de gestión que permita tener un autocontrol de sus procesos, y solo dependa de la supervisión del Estado, donde podemos ver las deficiencias de supervisión en materia medioambiental en múltiples proyectos.
Finalmente, comentar que nuestros ciudadanos ven con mucha resistencia la instalación de esta planta en nuestra comuna, y menos hipotecar la salud de nuestros vecinos y adultos mayores; y es más, quiero ser enérgico en manifestar mi postura sobre esta planta al decir no a la basura de Temuco en Perquenco, sí a buscar soluciones para disminuir en origen y ver otras alternativas que nos permitan mejorar la calidad de nuestros residuos y aceptar industrias recicladoras. Creo en una comuna mejor para todos y no para unos pocos.
Gerardo Sanhueza Soto, concejal de Perquenco
Los Lanceros de Natales
Uno de los hitos más importantes, en lo que respecta a la soberanía de nuestro país, sucedió el 30 de septiembre de 1938.
Ese día el capitán Héctor Baeza dio lectura a la primera orden del Regimiento de Caballería Nro. 5 "Lanceros" en Puerto Natales, siendo uno de los principales hitos tras su arribo a la lejana ciudad en el Vapor "Alejandro".
80 años han transcurrido de aquel hito de la soberanía efectiva de nuestro país, en donde la visión de Ramón Cañas Montalva fue fundamental en la comprensión geopolítica de la zona.
Hoy como ayer los miembros del "Lanceros" efectúan una labor notable en la defensa y servicio a nuestra patria, siendo "los centinelas de Última Esperanza" protagonistas de la crisis con Argentina en 1978, estando literalmente en la primera línea antes, durante y posterior a la crisis.
Recordar los hitos de nuestra soberanía es fundamental para comprender, difundir y dar sentido de transcendencia de aquellas mujeres y hombres que ocupan cada rincón de nuestra Patria.
Francisco Sánchez
Neruda. No fue en Colombia
En relación con el comentario de Grande Kakey en la sección "Comentarios en la web", transcribo lo narrado por Pablo Neruda en su obra autobiográfica Confieso que he vivido: "La verdad es que la soledad de Colombo no sólo era pesada, sino letárgica... Mi solitario y aislado bungalow estaba lejos de toda urbanización. Cuando yo lo alquilé traté de saber en donde se hallaba el excusado que no se veía por ninguna parte... Lo examiné con curiosidad. Era una caja de madera con un agujero al centro... El cubo amanecía limpio cada día sin que yo me diera cuenta de cómo desaparecía su contenido. Una mañana me había levantado más temprano que de costumbre. Me quedé asombrado mirando lo que pasaba.
Entró por el fondo de la casa, como una estatua oscura que caminara, la mujer más bella que había visto hasta entonces en Ceilán, de la raza tamil, de la casta de los parias… Era tan bella que a pesar de su humilde oficio me dejó preocupado… Una mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la miré cara a cara. No había idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama…
El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme. No se repitió la experiencia".
Adolfo Paúl Latorre